Capítulo 16

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"TE ENCONTRÉ"

Allison
* * *


















10:05 a.m.

Después de horas de viaje en el taxi, desde el aeropuerto de Los Ángeles hasta Lompoc, California, reposo mi valija en el suelo tras sacarla del baúl del mismo auto. El señor taxista nos ayuda con las demás, pero me siento tan exhausta. Los viajes siempre me generan mucho cansancio y... sueño. Diana le agradece por toda la ayuda y nos adentramos al lugar que luce muy relajante y lujoso. Ella me anima a llevar las valijas hasta la recepción. Me dice que, una vez que sepan que somos huéspedes, los botones se encargarán de ayudarnos con nuestras cosas.

Respiro hondo y, cuando estamos frente al recepcionista, recuerdo la indicación que Michael me dio en su tarjeta.

—Muy buenos días, señoritas. Bienvenidos al Embassy Suites by Hilton Lompoc. ¿Desean hacer alguna reservación?

—¿Qué tal? —digo—. Mire... Un amigo nuestro ya nos ha reservado dos suites a su nombre.

—Oh, bien —responde y se dirige a su computadora—. ¿Puede decirme el nombre del señor?

—Sí, mhmm... —Y dudo por cierta incomodidad a alguna reacción. Veo a mi hermana de reojo y luego regreso al chico—. Su nombre es... Michael Jackson...

Y decide no hacer ninguna búsqueda. Él asiente de inmediato y llama a dos jóvenes vestidos de uniforme negro con botones cuyos bordes son blancos. Les indica que tomen nuestras posesiones y nos guíen hacia nuestras suites. Le agradecemos al señor y él solo nos da la bienvenida y nos desea un buen hospedaje.

Los jóvenes, cuyos nombres no me molesto en saber aunque son simpáticos y profesionales, nos guían hacia el ascensor y nos enseñan todas las cosas. Nos mencionan algunas cosas divertidas que ofrece el lugar, y atracciones turísticas que hay cercanas a esta calle. Agradecemos por todo con una simple sonrisa y salimos del ascensor, encontrándonos con un largo, iluminado y cómodo pasillo. Nos llevan las valijas y abren dos puertas paralelas. Uno de los dos, guía a mi hermana hacia adentro de una de las suites, y el otro me guía a mí. Al parecer, estaremos muy distanciadas. Seremos vecinas.

Y tan acostumbradas que estamos de estar en habitaciones contiguas y escuchar los llamados de la otra.

—Y aquí están sus llaves, señorita Hudson —me dice y me entrega unas llaves doradas. Le agradezco humildemente.

—Por favor, no me llame así...

—Es política del hotel tratar a nuestros huéspedes de manera respetuosa sin perder el profesionalismo y la distancia adecuada. Que tenga una buena estadía. Ante cualquier necesidad, al lado de la puerta, tiene un timbre para comunicarse directamente con la recepción.

—Muchas gracias.

El joven se despide y alcanzo a ver, cuando abre la puerta, que el otro joven también sale de la suite de mi hermana, y ambos cierran las puertas al mismo tiempo. Respiro hondo al percatarme de que ya he llegado a mi destino. Creo que hoy no acomodaré mis cosas. Tengo tanto sueño que prefiero dejarlo para mañana. Ahora solo deseo tomarme una refrescante ducha y descansar mi cuerpo y ojos.

Cuando entro a mi habitación, la cual me asombra por su apariencia y comodidad, encuentro un sobre que yace sobre la cama. Me asombro y mis ojos instantáneamente reconocen la compañía de una rosa azul. ¡Cielos! ¡Qué hermosa! Me aproximo y tomo asiento. Miro la rosa a detalle, enamorada de su llamativo color, y después decido tomar el sobre y abrirlo. Una carta... La letra de Michael.

Encontrarte © | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora