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Capítulo 14

"PASAJES PARA HOY EN LA NOCHE"

Allison
* * *

Las horas pasan tan rápido...

Tallo mis ojos tras elevar la mitad de mi cuerpo. Ya es miércoles. Mañana sería el gran día del viaje. Bostezo con todo, dejando que mi cuerpo haga lo que sea para liberarse del sueño. Salgo de la cama y voy hacia el baño para lavarme el rostro, los dientes y colocarme alguna crema hidratante. Cuando estoy lista, salgo hacia la puerta para chequear el buzón por si ha llegado la carta que Michael envióme y, sí, llegó. Abro el dicho buzón y tomo el sobre que ya parece tener los boletos por sentirse más voluminoso que antes.

Estiro un poco mis brazos por el resto del cansancio que me queda y vuelvo a estar dentro de mi casa. Cierro la puerta y abro el sobre, solo para ver con mis propios ojos que no estuve soñando y que realmente me iré a California para ver a Mike. Abro y ahí están. Muerdo mi labio y tomo uno de ellos que tiene el nombre de Diana. Veo el horario y el día y... ¡¿QUÉ?! No puede ser, no. Parpadeo para enfocar más mi vista y es real lo que estoy viéndolo. El vuelo reservado en primera clase es para hoy a la noche, y no para mañana. El horario es perfecto, pero el día... ¡No!

Incrédula, corro hacia la habitación de Di para hacerle saber la noticia. Golpeo la puerta pero nadie contesta. Insisto dos veces más, pero nada. Decido abrir la puerta.

—¡Di, desp... —La cama ya está hecha. Frunzo el ceño. Voy hacia el baño, pero nadie. Camino por el pasillo, pero nada, nada de nada. Vuelvo a mi habitación por si fue a verme, pero tampoco. Corro hacia la sala y nada. ¿Dónde está? Decido volver a mi cuarto para guardar el sobre y los boletos dentro de un bolso pequeño. Tomo mi ropa para salir que es un jersey color crema, unos jeans y unas zapatillas color blanco. Tomo el bolso y salgo corriendo de mi casa.

Tal vez se levantó temprano y salió a desayunar a algún restaurante. La malacostumbré. Meneo la cabeza y cruzo la calle, mientras me concentro en mirar en todos lados con tal de encontrarla. Llego a uno de los café, entro, pero no está. Y, como es temprano, hay algunas personas sentadas, así que nada. Salgo inmediatamente y me dirijo al parque. Quizás le agradó la idea de correr temprano como yo. Voy y miro a las personas que se encuentran trotando con auriculares. Miro por todos lados, pero nada. Decido gritar su nombre.

—¡Diana! —exclamo y doy pasos para ir viendo a las personas—. ¡Diana!

—Cállese, joven maleducada —escucho decir a una mujer de avanzada edad. La miro, pero no llego a nada cuando escucho unos pasos cercanos a mí.

—Alli, ¿qué haces? ¿Ahora molestás a las ancianas? —Es ella. Tallo mi rostro y giro para verla—. ¿Qué?

—¿Dónde estabas? Tengo algo importante que decirte.

—Vine a respirar un poco por aquí, solo un rato. Pero...—Respira hondo—. Te tengo que contar algo.

—Claro, dime.

—Hace unos días... encontré algo, y me gustaría que ya lo sepas, solo seguime —me dice. Con curiosidad, sigo sus pasos y me lleva hacia un asiento en donde yace una pequeña niña que come de un helado a estas horas tempranas—. Mirá.

La niña la mira, luego me mira a mí y me sonríe mientras continúa con lo suyo.

—¿Te robaste a una niña, Di o qué? No te entiendo.