Perdiendo control del rugido

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En la mañana, Kion tenía la cabeza perdida, no literalmente, pero estaba mareado, confundido, cansado

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En la mañana, Kion tenía la cabeza perdida, no literalmente, pero estaba mareado, confundido, cansado.
Se dio cuenta que se había levantado tarde, ya que vio a todos ya levantados y haciendo lo que querían, varios animales se habían amistado con los animales del zoológico.
Kion suspiró.
- Algo me dice que este día será cansado- susurro Kion.
De pronto se escuchó un grito familiar.
- ¡Zuka Zama!- gritó.
Kion ya sabía de dónde venía ese grito, era Bunga, había caído en frente de Kion asustándolo.
- Ahg, ¡Bunga!- gruñó Kion.
- ¡Buenos días Kion!- dijo Bunga feliz, pero se dio cuenta que su amigo no tenía una sonrisa en su rostro, sino que tenía una expresión de preocupación- ¿qué pasa Kion? ¿Estás preocupado? ¿Molesto? ¿Cansado? No te preocupes, como dicen mis tíos, Hakuna Matata...
- Sin preocuparse
Es cómo hay que vivir
A vivir... - cantó Bunga, pero Kion lo interrumpió.
- ¡Bunga! ¡No estoy de humor para cantos!- gritó Kion.
Bunga se asustó un poco por el grito del león.
Kion se dio cuenta de lo que hizo y se retiró.

Camino un poco... no quería relacionarse ese día con nadie... pero de pronto vio rocas que caían del cielo.
- Ay no...- dijo Kion, este día iba a ser un día duro- ¡Guardia del león!- llamo Kion.
- ¿Qué sucede?- preguntó Beshte.
- Están volviendo a caer rocas, y cerca de... eh... - Kion no encontraba las palabras para describir las "rocas altas".
- Se llaman edificios- dijo Ndoto, que estaba cerca de ahí, de nuevo.
Kion asintió.
- Bueno, vamos- dijo Fuli.
- ¡Si! - dijeron los demás con ánimo, menos Kion.

La guardia del león corrió hacia el lugar donde caían las rocas, que ahora eran más grandes.
- Kion, ahora te toca a ti, tienes que rugirle a las rocas llevándolas a otro lugar como lo hiciste ayer con el árbol de baobab- dijo Bunga esperando con ansias ver el rugido.
- Si, si- dijo Kion sin ánimos.
Se puso en posición de rugir, y le rugió a las rocas llevándolas a otro lugar, caían tan rápido como metioritos.
Kion rugía, y sus amigos solo lo veían trabajar.
Eso le molesto, el como líder hace todo, y sus amigos no...

Pasó un rato rugiendo, hasta que se cansó y perdió el control, y accidentalmente, le rugió a una roca llevándola a dirección a un edificio, haciendo que este se rompa y se caigan algunas de sus partes al suelo, los vidrios se rompieron, las paredes colapsaban, en conclusión: se derrumbó el edificio.
- Ay no...- dijo Kion viendo lo que hizo.

De pronto, vinieron muchas personas y rodearon a la guardia del león.
En sus manos tenían unas escopetas, apuntando a la guardia.
- K-kion... ¿que hacemos?- preguntó Fuli asustada.
Kion no le respondía, estaba mirando a las personas, pensando en cómo escapar de esta...
Pensó rápido e incorrectamente, y le rugió a las personas, haciéndolas volar, a varias. Algunos salieron corriendo y no se dañaron... pero hubieron otras que si...
Kion estaba desesperado, se dio cuenta de lo que hizo, huyó, y sus amigos lo persiguieron.

Las personas decidieron ya no perseguirlos, les había asustado demasiado ese rugido.
De pronto, el jefe de los militares apareció, miró a las personas dañadas por el rugido. Algunas se levantaban, con dificultad, otras no...
- ¿Y si no son buenos?- se preguntó.

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