Harry es un torpe y algo inseguro estudiante universitario que ha estado enamorado de su mejor amigo. Louis no se da cuenta de lo que siente, hasta que es muy tarde.
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Casa de los Styles Seguridad
Harry creció en una casa grande y amorosa, sus padres siempre estando ahí, cuidándolos y amándolos. La madre de ambos chicos era una mujer muy cariñosa y protectora, su padre un hombre serio pero muy agradable, buscando lo mejor para su familia. Ellos fueron criados para ser buenas personas, amables y respetuosas. Eran una familia muy linda, con sus altos y bajos, pero siempre unida. Jamás le impusieron una línea que debía seguir, pero el sentía que tenía que hacerlo, seguir lo que el mundo decía que estaba bien, para así tener una vida perfecta y buena como las que sus padres le daban. Creía que seguir esa línea era la manera correcta para obtener la vida que sus padres quieren para él.
—¿Estás usando mi camisa? —pregunta Gemma mirando al rizado desde el umbral de la cocina.
—Emm, —Harry mira la camisa rosa pastel que traía puesta, se mueve incómodo en el sillón. —Sí, yo... ayude a mamá a hacer las galletas de canela que tanto te gustan y terminé lleno de harina y un poco de mezcla, fue lo primero que encontré... ¡Pero te la devuelvo!
—No, no. —niega Gemma acercándose, sentándose junto a él. —Se te ve muy bien, es más, quédatela.
Harry frunce el ceño negando con la cabeza.
—Pero es tuya, además es de...
—Si me dices que es de mujer voy a tomar tu cabeza y la golpearé contra el sillón hasta que no puedas ni decir: "Auch" —su mirada se vuelve seria.
Harry agarra su cabeza entre sus manos haciendo una mueca.
—Mala.
—Harry, la ropa no es de mujer o de hombre, la ropa es solo... ropa. No hay una regla que diga que no puedes usar algo o no. Tú puedes tomar lo que te guste y llevarlo. —se encoge de hombros.
Harry se queda callado sin saber que responderle, su mirada pasa a las botas de su hermana, plateadas con brillos en ellas, siempre le han gustado y había pensado como se vería él en ellas. Al igual que la camisa transparente blanca que de vez en cuando ella usaba. Admiraba el estilo de Gemma, luciendo colores y formas que él tenía pena y miedo de usar. ¿Qué pensaría la gente? ¿Su familia? ¿Sus amigos? No podría soportar las miradas de los demás, con las que le daban cuando llevaba sus camisas con figuras eran suficientes. Suelta un suspiro mirando sus uñas.
—¿Me dejarías pintarlas? —pregunta Gemma tomando una de sus manos.
—¿Qué? N-no. —dice sonrojándose.
—Oh vamos, Harry. Tú y yo sabemos que te encantaría.
