Miranda es la amiga perfecta, siempre lista para ofrecer un consejo y ser el refugio emocional de quienes lo necesiten. Sin embargo, detrás de esa fachada se oculta una joven solitaria que solo ha experimentado un beso en toda su vida y, marcada por...
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Muchos me preguntan "¿Cómo empezó todo?". Sinceramente no tengo una respuesta al cómo, pero si al cuándo. Sucedió por primera vez cuando estaba en mi primer año de escuela primaria, a los 6 años. La mayoría de niños a esa edad se consideran sociales, y yo no fui la excepción.
–Hola ¿Podrías empujarme, por favor?– le digo a una niña con trenzas muy lindas que me mira con atención.
–Si me prestas el columpio después, sí.
–Bueno– sonrío.
–¿Cómo te llamas?– se coloca detrás de mí y comienza a empujarme.
–Miranda ¿Y tú?
–Natasha, pero todos me dicen Nati.
Un momento después le cedí mi lugar y ahora yo la empujaba a ella.
–¿Conoces a muchos niños de aquí?
–Sip, me gusta hablar con todos.
–¿Sabes quién es...León?
–Sí. Una vez me prestó un lápiz– en mi memoria aparece el rostro de un niño con rulos y pecas –¿Es tu amigo?
Dejé de empujarla y meapoyé en el tubo donde el juego se sostiene para mirarla mejor. Noté como ella bajaba la mirada avergonzada.
–¿Novio?– pregunto a punto de reírme.
–¡No!– chilla ella bajando del juego –Solo...alguien que me parece lindo.
Por intuición giré mi cabeza hacia la derecha y lo vi a él. Nos estaba mirando..
–Deberías hablarle– agarré su mano y la ayudé a bajar del juego. La comencé a guiar hacia León, que se encontraba jugando a las canicas con sus amigos.
–¿Qué? No, no...
–Vamos, no seas tímida.
–¡Suéltame! ¡Estás loca!
Tira de mi brazo hacia atrás y forcejeamos. De repente una idea cruza por mi mete y suelto a Nati abruptamente, provocando que caiga al suelo. Su vestido rosa se llena de tierra y empieza a lloriquear.
–¡Ey! ¿Por qué la empujas? Mala– León se acerca muy enojado, me hace a un lado y se agacha para ayudar a la niña.
–Mi...mi-mi vestido...ahora está sucio– hipa entre lágrimas.
Nati levanta los ojitos, ambos niños se sonríen.
–Ven levántate ¿Te hiciste algún rasguño?– la toma de la mano.
