Intento disfrutar del juego desde que llegamos. A pesar de que no entienda las reglas que Alex me explicó en el auto, quiero enfocarme en el partido. Sin embargo, la incomodidad se apodera de mi cuerpo cada vez que siento la mirada insistente de Alex posada sobre mí. Parece que esta vez a penas ve el partido. Trato de ignorarlo, de sumergirse en el bullicio del estadio.
Alex sujeta emocionado mi brazo cuando uno de los jugadores de su equipo avanza hacia la línea de gol con el balón en mano, y con la multitud rugiendo ansiosa. Para decepción de muchos, cuando parece que está a punto de anotar, es derribado por un defensor rival. El balón sale disparado, rodando hacia un lado mientras los jugadores luchan por su posesión.
–¡No!– exclama enojado Alex desplomandose en su asiento.
–Aún falta para que el partido termine, tranquilo– grito sobre el ruido de alrededor.
–Solo cinco minutos, enana.
Le doy un rápido vistazo a mi celular cuando el arbitro hace sonar su silbato. No recuerdo qué significaba eso, pero espero que nada malo porque un tipo a mi lado está a punto de golpear a alguien.
En mi teléfono veo que tengo un mensaje de mamá, me preocupo al leerlo.
Mensaje de: Mamá
Hija, Aurora está aquí. No ha parado de llorar desde que llegó. 18:35
No quiso que te avisara para no interrumpir tus planes con Alex. La cuidaré, no te preocupes. Me pareció importante que lo supieras. 18:36
Voy para allá. 18:49
Me levanto de mi asiento a la vez que guardo mi celular. Varias personas de atrás me gritan que me haga a un lado, las ignoro. Me inclino hacia Alex y le explico rápidamente la situación. Bajamos las tribunas entre gritos y abucheos en dirección al equipo contrario.
Mientras nos alejamos del estadio empiezo a maquinar posibles teorías sobre el estado de Aurora. Todas las especulaciones llevan al mismo individuo. Lo que no estoy segura es qué hizo esta vez. Alex pareciera leer mis pensamientos cuando rompe el silencio.
–Si el culpable es Cooper, te juro que...
–No harás nada– lo interrumpo cuando subimos al auto –Primero debemos saber que tan grave es la situación.
Llegamos a casa con rapidez debido a que Alex rompió más de una regla de seguridad vial. Sin embargo, esto nos sirvió para que la ansiedad no tuviera demasiado tiempo para aumentar.
Al entrar a la casa me topo de frente con mamá. Ella estaba por salir al mercado a comprar Helado, sabe que es un buen remedio para momentos tristes. Me despido de ella y corro hacia mi habitación con Alex siguiéndome de cerca. Al acercarme a mi puerta no oigo ningún sollozo o grito, y al abrirla mi corazón se encoge.
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Cupido No Se Enamora
RomansMiranda es la amiga perfecta, siempre lista para ofrecer un consejo y ser el refugio emocional de quienes lo necesiten. Sin embargo, detrás de esa fachada se oculta una joven solitaria que solo ha experimentado un beso en toda su vida y, marcada por...