• 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 10•

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Miles de escenarios se reproducen en mi mente como una película, una horrorosa película de bajo presupuesto:El momento en que soy llevada en una patrulla hacía la cárcel; mis padres llorando; Leo maullando porque me extraña; y finalmente yo durmie...

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Miles de escenarios se reproducen en mi mente como una película, una horrorosa película de bajo presupuesto:
El momento en que soy llevada en una patrulla hacía la cárcel; mis padres llorando; Leo maullando porque me extraña; y finalmente yo durmiendo en una oscura y sucia celda en un país lejano.
Salgo de mis pensamientos al oír el resto de la conversación.

–¿Miranda no vino contigo?

–No, se quedó en casa a cuidar a su gato. El pobrecito está muy enfermo.

Por poco me echo a llorar del alivio.
Son solo Cooper y Alex hablando entre ellos, muy cerca de mí. No me han visto aún.
Esperen ¿Alex fue atrapado?

Me asomo por detrás de unos arbustos y veo a los muchachos hablar tranquilamente, lo que me hace pensar que tal vez Alex no fue descubierto. Tal vez al notar que me tardaba demasiado en volver al auto, fue a la casa a distraer al anfitrión para que me diera tiempo a escapar sin ser vista.
Es eso o Alex de verdad fue descubierto y Cooper se lo tomó de manera pacífica.

>>Por favor, alguien que colecciona flechas de oro en su sótano no sería muy pacífico que digamos al descubrir que entraron a su casa<<
Al pensar eso mis temores a ser descubierta resurgen.

Soy mi peor enemigo.

Me escabullo entre las sombras para llegar a la calle.
Cooper está de espaldas a mí, mientras que Alex logra verme perfectamente desde la entrada. Disimula y me dirige algunas miradas de advertencia.

Sonrío cuando estoy cerca de mi destino pero como en esta noche la suerte no está de mi lado, los rociadores de agua se activan.
Aprieto los puños sintiendo cada parte de mi cuerpo empaparse. No quiero ni girarme para verificar si Alex está aguantando las ganas de reír.
Camino lo más rápido que puedo hacia la esquina de la calle, doblo hacia donde está el auto y subo a pesar del agua.
Me agacho en el asiento completamente agotada.

Pocos minutos después Alex sube al auto y nos alejamos del lugar.

–¿Por qué saliste antes de tiempo? ¿De qué hablaron? ¿Qué pasó?

–Tranquila enana, despacio. Me fui al oír que Aurora y él habían llegado en unas bicicletas alquiladas. Porque si, Cooper no tiene auto a pesar de tener una casa del tamaño de una escuela– bufa por lo bajo y continua –Pensé que también te habías ido. Pero al notar que no estabas en el auto regresé, coloqué nuevamente la soga, fui a la entrada de la casa y allí Cooper me vio.

–¿Y?

–Lo interrogué. Le dije que no confiaba en él, que lo había descubierto haciendo negocios raros detrás de la universidad– de repente se echa a reír, primero suavemente y después a carcajadas.

–Alex me asustas.

–Es que...Esos paquetes eran ¡Oh Dios!– continua riéndose un rato más –¡Eran chocolates! Unos malditos chocolates hechos en Italia. Me los mostró y los probé. Son deliciosos los condenados, pero no se consiguen fácilmente. Asi que comenzó a comprárselos a un estudiante extranjero de la universidad.

Cupido No Se EnamoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora