Capítulo once.

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Draco había almorzado bastante bien, dentro de lo que podía hacer el rubio. Harry se sentía muy orgulloso porque lo veía mejorar y no había forma de expresar lo feliz que le hacía eso. Estaban esta vez en la mesa de los Gryffindor, porque se estaban turnando para no estar siempre en la de Slytherin, estaban igualmente apartados y sentado juntos. Draco ya comía más cantidad que al inicio, Harry le había ido aumentando la dosis poco a poco, y el rubio se lo había comido todo. Harry solo tenía ganas de sonreír, aún así se aguantaba las ganas porque Draco se encontraba muy mal por habérselo comido todo y tenía que tranquilizarle.

Rodeó su brazo por el cuello de Draco abrazándolo y acercándolo a él, haciendo que la cabeza de Draco quedase sobre su hombro, con la otra mano tomó la mano temblorosa del rubio y se la acarició con delicadeza.

- Lo has hecho muy bien.- Susurró para que solo Draco pudiese escucharle.- Estoy muy orgulloso de ti, te lo repito mucho porque es la verdad. Estás haciendo lo correcto, tu enfermedad lo que quiere es matarte y tu la estás venciendo luchando por vivir. Porque recuerda que es lo que estás haciendo, luchar por vivir.

Draco levantó la cabeza de su hombro y lo miró, quedaron demasiado cerca para estar en público pero a Harry no le importó, teniendo a Draco a esa distancia en lo único que pensaba era en volver a besarle.

- Vámonos de aquí.- Suplicó Draco en un susurro, Harry asintió y se alejó. Ambos se levantaron y Harry se giró y vio a Ginny mirándoles con tanto odio que sentía que le iba a asesinar con la mirada, Harry la miró fijamente algo cohibido pensando en el beso que se había dado con Draco, que aunque fuera otro chico y fuese su amigo, que aunque Harry fuera hetero, seguía siendo una infidelidad. Pensó que Ginny tenía razones de más para matarlo.- ¿Harry?- Sus pensamientos se vieron interrumpidos por Draco, giró la cabeza y le vio mirándole con súplica.- ¿Vienes conmigo o me voy solo?

- Voy contigo, obvio.

Draco giró su mirada hacía Ginny.

- ¿Seguro?

Harry también la miró.

- Seguro.

Ambos salieron de allí hacia la sala de los menesteres, que era el lugar seguro de los dos. Harry realizó el mismo procedimiento de siempre pensando en su acogedora habitación con baño y cuando apareció la puerta, entraron. Draco empezó a dar vueltas por el cuarto histérico y Harry sabiendo lo que estaba haciendo, lo sujetó del brazo para que parara.

- Para, Draco.- Le arrastró hasta donde estaba la cama.- Vamos, acuéstate.

Draco le miró mal aunque unos segundos después se quitó los zapatos y se acostó debajo de las mantas desechas a causa de que por la mañana no tenían ganas de hacer la cama. Harry se acostó a su lado y le abrazó. Notó por la respiración ralentizada de Draco como un rato después se había quedado dormido.

Harry le acariciaba el pelo platinado y miraba a la nada, no podía parar de pensar en el beso que se había dado con Draco y en todo lo que le había hecho sentir, había sido, sinceramente, el mejor beso que se había dado en su vida. Draco besaba demasiado bien y le había hecho sentir cosas que no pensaba que fuesen posibles de sentir. Era extraño, porque Draco no solo era su amigo, y él nunca se había besado con sus amigo, si no que además era un hombre, y le había gustado el beso. Harry daba por hecho que el era heterosexual, le gustaban las mujeres y nunca se había fijado en un chico, además de que los penes le daban asco. Así que no entendía porque le había gustado tanto el beso con Draco, quizás se sentía tan unido al rubio por todo lo que sabían el uno del otro que había provocado otro tipo de conexión entre ellos. Porque Harry de ninguna forma podía ser gay, ni bisexual. Y mucho menos le gustaba Draco Malfoy. Eso era algo que ni se le pasaba por la mente. De ninguna forma volvería a ocurrir ese beso tan ilógico.

Bring me to life. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora