Capítulo tres.

4.8K 418 150
                                    

Harry no podía parar de pensar en la conversación que había mantenido con  Mcgonagall sobre Malfoy. No le importaba tener que realizar la tarea encomendada por la directora, se habían enfrentado a cosas muchísimo peores y eso a penas era un soplo de aire fresco para él, no por ser presuntuoso. No le había contado nada a sus amigos tal y como le prometió, tan solo les dijo que quería hablar con él sobre un asunto de las clases, nada importante. No sabía como describir el sentimiento que tenía hacía Malfoy en ese momento, no sabía si describirlo con la palabra preocupación, pues creía que abarcaba demasiado y el rubio no le importaba tanto, al fin y al cabo era un ex mortífago insolente e insoportable que había sido su enemigo desde los once años, pero saber que estaba pasando por una situación tan horrible, donde se quería quitar la vida por todos los medios hasta el punto de haber dejado de comer y posiblemente padecer esa enfermedad muggle, le tenía con una horrible sensación en su pecho. Si estaba así era que realmente estaba arrepentido, y Harry al fin y al cabo era consciente que no tenía ni idea sobre lo que había vivido el Slytherin, que había acogido al mismísimo Voldemort en su casa. Eso no podía ser agradable. Y aunque Malfoy no había llegado a cometer ningún asesinato, el hecho de haberle servido le había dejado lo suficientemente tocado.

Harry se percató de que no conocía a Malfoy en absoluto.

Sabía que iba a ser una tarea complicada, Malfoy era un cabezota insoportable y no se iba a dejar ayudar y menos por Harry Potter. Si en San Mungo no habían logrado hacerle entrar en razón, si su madre no lo había logrado, ¿qué le hacía pensar a la directora que él sería capaz de que comiera algo o que no intentase acabar con su vida? Si Malfoy veía que Harry intentaba ayudarle lo veía capaz de hacer las cosas todavía peor. Aparte, ellos se llevaban como el perro y el gato, por Merlín, nunca jamás habían mantenido una conversación sin gritos, insultos ni encantamientos de por medio. Ser amigos era la perfecta definición de imposible. Igualmente Harry haría lo que estuviese en su mano, sabía que no podía realizar la maldición Imperio pues estaba totalmente prohibida después de finalizar la guerra, por eso era consciente que no la habían podido emplear contra Malfoy para que comiese ni tenerlo controlado. Harry suspiró agobiado, demasiado fuerte para su gusto, así que se incorporó un poco para ver si había despertado a alguien y al ver que no volvió a apoyar su cabeza contra la almohada.

Retiraba lo dicho, esto iba a ser muy difícil.

Con ese último pensamiento, logró conciliar el sueño.

A la mañana siguiente se despertó demasiado tarde, si no llega a ser por Ron que le agitaba para despertarlo habría faltado al desayuno, y tenía demasiada hambre para ello. Así que se vistió y bajó al gran comedor junto con sus dos mejores amigos donde Ginny le esperaba sentada en la mesa junto con Neville. Llegó y dandole un beso a su novia y una sonrisa a Neville, se sentó junto a la pelirroja, mientras Ron y Hermione hacían lo mismo frente a ellos y al lado de Neville.

- ¿Qué tal dormiste?- Le preguntó Ginny mirándole y tomando un bocado de su tostada.

Harry recordó unos ojos grises y una cabeza rubia que habían estado muy presentes en su sueño.

- Bien.- Mintió sonriendo forzadamente, no entendía a que venía soñar con él, aunque se decía a sí mismo que era porque habia ocupado gran parte de sus pensamientos antes de dormir.- ¿Y tú?

- Pues igual. He soñado contigo.

Harry le sonrió dulcemente.

- ¿Qué has soñado?

- Que...

Escuchó unos insultos y unas risas, y sabiendo perfectamente a quién iba dirigidos, giró su cabeza encontrandose a Malfoy junto a la directora Mcgonagall, él estaba muy tenso. Harry observó que llegaba bastante tarde, si el ya había llegado tarde no quería imaginar el rubio, aunque se le pasó por la cabeza que Malfoy no tenía en mente presentarse al desayuno y la directora había ido a buscarle, sabía que no era un procedimiento habitual en Hogwarts, pero también sabía que Malfoy era un caso excepcional.

Bring me to life. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora