Capítulo veintiseis.

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Resulta que Ron y Hermione no andaban tan mal encaminados con sus acusaciones, y unos meses después Harry terminó comenzando una relación amorosa con Seamus Finnigan.

Todo comenzó con aquel apasionado beso. Después de ese, vinieron muchos más y Harry y Seamus comenzaron a actuar como amigos con derecho en el momento que comenzaron a mantener relaciones sexuales que les volvía loco a sus compañeros de cuarto que no sabían cuando entrarían y se los encontrarían en esa situación, y muchas veces, como un juego morboso que habían comenzado, lo hacían en mitad de la noche mientras todos dormían. A esas alturas Harry se había rendido a la evidencia de sus sentimientos hacía Finnigan, y pocos días antes de su graduación y salida de Hogwarts, Seamus le invitó a salir y Harry aceptó encantado, era un gran chico que tenía todo lo que a Harry le gustaba, y se complementaban en todos los sentidos, incluyendo el sexo.

Después de Hogwarts, Harry se había ido a vivir a Grimmauld Place, había reformado totalmente el lugar y ahora se veía bastante hogareño y cálido, totalmente distinto a como había sido en un pasado. Con Kreacher la relación era estupenda, a Harry le había comenzado a caer bien cuando junto con Ron y Hermione, estuvieron refugiados ahí durante la guerra, y ahora la relación entre el elfo y Harry era bastante buena. Kreacher no opuso resistencia al cambio que realizó Harry en la casa, pues el consideraba ya que la casa le pertenecía a él y que tenía todo el derecho del mundo de reformarla a su gusto.

Por otra parte, Harry había entrado en los aurores directamente tras la guerra, lo mismo con Neville y Ron que tomaron el mismo camino que él. Todos consideraban que los tres chicos estaban lo suficientemente cualificados después de la guerra para no ser necesarios pasar por la academia de aurores, pues los tres habían sido indispensables en el derrocamiento de Voldemort, sobre todo Harry. Y él no iba a ser quien se quejaría por saltarse esos duros entrenamientos, aunque si que tuvieron que aprender mucho de la mano de aurores mas cualificados, aunque Harry no tardó mucho, y poco tiempo después terminaron nombrándolo jefe de los aurores.

Dos años después de su salida de Hogwarts podría decirse que era muy feliz. Trabajaba en lo que siempre había deseado, era auror y todos le tenían en gran estima y respeto como jefe. Seamus, se había trasladado a vivir con él y Harry estaba muy feliz de vivir con su novio y llevar completamente una vida de adulto. La convivencia con Seamus era perfecta, a penas tenían discusiones y si lo hacían eran bastante suaves y ambos la arreglaban rápidamente, el sexo era diario y ambos tenían gustos muy similares, por lo que sus citas y momentos juntos eran bastante buenos porque hacían cosas que ambos disfrutaban. Los Weasley habían aceptado a Seamus como parte de la familia y los Finnigan habían aceptado a Harry con mucha felicidad y al igual que los Weasley como uno más de la familia. Todos decían que hacían una pareja bastante buena, se querían y se respetaban mutuamente, y ninguno de los dos tenía problema en dar su brazo a torcer si era necesario. Luego con sus amigos, también todo iba genial.

Neville y Luna continuaban juntos, Ron y Hermione también, los cuales iban a celebrar su boda muy próxima. Se había empezado a juntar más con Dean al ser mejor amigo de Seamus y se había vuelto uno más del grupo de sus mejores amigos. Dean salía con Ginny, y Harry se alegraba mucho por ellos, hacían una pareja muy bonita. Las salidas del grupo eran geniales, todos disfrutaban mucho juntos y no había ningún tipo de tensión entre ellos, había mucha confianza entre todos pero Harry debía reconocer que lo que tenía con Ron y Hermione no lo tenía con nadie, y eso lo sabían ellos tres y todos. Al igual que Neville con Luna y Ginny y al igual que Seamus con Dean. Todos eran muy amigos pero si tenían su lazo más fuerte con alguno de ellos.

Respecto a Draco, Harry debía reconocer que se había olvidado un poco (bastante) de él. En el momento que se quedó tranquilo de que estaba vivo dejó de ocupar todo el tiempo su mente hasta que otra persona había pasado a ser dueño de esta, Seamus, y con ello de su corazón. Aunque Harry le recordaba con mucho cariño, porque había sido su primer amor, sabía que lo suyo con Draco había pasado completamente, había sido un amor muy intenso de adolescentes que se habían aferrado el uno al otro con fuerza porque se hallaban perdidos después de la guerra y habían encontrado salvación en el otro. Harry tampoco iba a negar que lo que había sentido por aquel Slytherin no lo sentía por Seamus, pero había sido por la intensidad del amor adolescente y del primer amor, ahora su relación con Seamus y su cariño por él era mucho más maduro y mucho más real que la pasión de las hormonas y de haber encontrado salvación el otro. Deseaba que Draco estuviese bien, sabía que había estado mucho tiempo ingresado, porque la última carta de Narcissa fue hace un año, y Draco continuaba dentro pero le había dicho que estaba bastante bien por lo que no le quedaba mucho tiempo allí. Harry se alegraba mucho, realmente consideraba que merecía ser feliz, de la misma forma que el lo había logrado junto con sus amigos, su trabajo y la persona que quería a su lado.

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