Bring me to life.

Capítulo nueve.

- ¡Draco!- Harry había entrado en el baño desesperado en busca del rubio, que no había aparecido en toda la clase. No lo encontró allí tirado en el suelo, y no supo si sentirse aliviado o preocupado. Por supuesto su cerebro optó por la preocupación.

Buscó en todos los cubículos nervioso sin encontrar nada.

- ¿Dónde te has metido?- Murmuró para sí mismo.

Decidió ir a las mazmorras para ver si Draco se encontraba allí, podía entrar a donde se hallaban los Slytherins porque Draco le había facilitado la contraseña por si acaso al igual que le había dicho la de Gryffindor. Entró desesperado, no había nadie porque todos se encontraban en las clases, aunque pudo oír una respiración agitada e irregular y un llanto profundo en una de las habitaciones. Harry al instante supo que se trataba de su amigo.

Subió las escaleras siguiendo el sonido con rapidez y abrió la puerta de un golpe cuando escuchó el sonido detrás de ella. Observó la habitación totalmente destrozada y buscó con la mirada a Draco, que se encontraba encogido en el suelo con la túnica rasgada y algunas heridas en sus manos, rodeaba sus piernas con sus brazos y escondían la cabeza entre ellas, se le notaba que le costaba respirar y no paraba de llorar, temblaba como un flan, Draco estaba teniendo un ataque de pánico. Harry cerró la puerta y se acercó a él rápidamente.

- Draco.- Levantó la cabeza del rubio para que respirara mejor.- No escondas la cabeza, te va a impedir respirar. Draco le miraba totalmente ausente, con los ojos rojos y las mejillas húmedas, Harry se dio cuenta de que en su rostro había heridas, arañazos, el ojo izquierdo morado y el labio partido. Alguien le había hecho algo, y cuando se encargara de tranquilizar a Draco se iba a encargar personalmente de esa o esas personas. Harry liberó su mente de toda la rabia, por ahora, y se centró en su amigo.- Todo está bien Draco, estoy aquí contigo y siempre estaré, inspira conmigo... uno... dos... tres, expira...- Harry se sintió orgulloso cuando vio que Draco aunque con mucha dificultad, le estaba haciendo caso.

No supo cuanto tiempo estuvo así, quizás bastante más de media hora. Harry le acariciaba el rostro y el pelo tranquilizándole mientras repetía el mismo procedimiento una y otra vez, hasta que la respiración de Draco se fue tranquilizando y ya lo hacía con más facilidad, además ya había dejado de temblar. Cuando Harry se dio cuenta de eso, paró, aprovechando para meterse entre sus piernas y abrazarle ahora que estaba más tranquilo. Draco se aferró a el con fuerza.

- Vamos a la cama para que estés más cómodo.- Propuso Harry sin separarse del abrazo, Draco asintió y Harry se separó para levantarse y ayudar a un débil Draco hacerlo. Le sostuvo para ayudarlo a caminar y le preguntó donde se hallaba su cama, cuando el rubio le respondió señalándole le dirigió hacia allí y lo ayudó a acostarse quitándole los zapatos. Harry realizó unos cuantos encantamientos para curarle las heridas y un brazo que se había lastimado y quitándose los zapatos se acostó a su lado.

Lo abrazó con fuerza mientras Draco apoyaba su cabeza sobre su pecho y entrelazaba sus piernas para estar mas pegado. Harry tenía un brazo debajo del cuello del rubio y con el otro le abrazaba. Harry quería preguntarle que era lo que había sucedido y quien le había hecho todo aquello, Draco recibía constantes acosos por parte de sus compañeros, ya menos pues Harry lo impedía y como el siempre estaba con el rubio no se atrevían mucho. Pero Harry sabía que estaba vez habían llegado muy lejos porque nunca jamás y después de todo lo que había recibido Draco el castillo, jamás se había puesto así de mal. Sabía que había tenido que ser algo grave. Harry se mordió el labio inferior con fuerza para contenerse y contener la rabia, pero no pudo evitar que su magia saliera a flote y una de las luces explotara. Draco se sobresaltó levantando un poco la cabeza.

- Lo siento.- Murmuró Harry rápidamente.- He sido yo.

Draco se tensó.

- ¿Ya te has hartado de mí, Potter? ¿Te has enfadado porque me he puesto así de débil?