Capítulo treinta.

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No supo cuanto tiempo estuvo allí sentado con su cabeza y espalda apoyadas contra la pared mientras mantenía sus ojos cerrados. Un sonido en la entrada de la calle le hizo levantar la cabeza y mirar encontrándose con dos figuras, dos hombres. Uno de ellos estampó al otro contra la pared pero no como Seamus le hacía a él, si no de una forma sensual y provocativa. Vio como el que estaba en la pared se llevó un cigarrillo a la boca y tras aspirar le echó el humo encima a su acompañante, que solo soltó una carcajada y le besó.

A esas alturas Harry ya había reconocido al que había fumado como Draco, y el otro era Tony, a pesar de la oscuridad no fue nada difícil para él. Pero a pesar de lo mal que se volvió a sentir no reacciona, estaba agotado después de su ataque de ansiedad, aún así no podía apartar sus ojos de ellos dos, y sin darse cuenta, ya tenía unas lágrimas deslizándose por las mejillas de verles besarse con tanto ahínco.

- ¿Y cómo dices que se llama esto?- Preguntó Draco, que era el que se encontraba contra la pared, levantó su mano y volvió a darle una calada al cigarrillo.

- Tabaco.- Respondió Tony.- El mejor invento del hombre. Te ha gustado ¿verdad?

- Mucho.- Harry frunció el ceño sin convencerle mucho la idea de que Draco estuviese fumando.- El sabor es genial y es muy relajante.

- Y además un cigarrillo después del sexo es lo mejor de este mundo.- Draco colocó su cigarrillo sobre los labios del lerdo que le dio una calada seguida de un corto pero apasionado beso a los labios de su Draco.

La tensión sexual era tan palpable que hasta Harry que estaba a cierta distancia y a oscuras, a penas distinguiendo las sombras de los dos, la notó. Y eso lo hizo sentirse tan negativamente que no pudo controlar su magia e hizo que varios trozos de basura que antes habían estado en el contenedor, volasen por los aires y se terminasen golpeando con fuerza contra la pared, causando un fuerte estruendo que hizo a la parejita girarse a donde estaba Harry, que se cagó en los muertos de su nación pensando en que había sido descubierto.

- Hay un nota allí.- Tony señaló a Harry, que se le limpio las lagrimas y se levantó del suelo rápidamente, sin saber que hacer con su vida y sabiendo que no tenía escapatoria.

Cuando su cerebro reaccionó y se dio cuenta de que podría salir corriendo al fondo de la calle, Tony y Draco ya se encontraban lo suficientemente cerca para distinguir entre los tres.

- ¿Qué mierda le ha pasado al contenedor?- Preguntó Tony patidifuso y Harry solo deseaba que la tierra le tragase.

Cuando levantó la mirada, Draco le miraba con el ceño fruncido y Harry le aguantó la mirada cautivándose de nuevo con sus preciosos ojos grises. Draco sabía que había sido Harry y por eso le miraba así. Se volvió a limpiar las lágrimas que se le habían salido inconscientemente rápidamente con la esperanza de que nadie se hubiese dado cuenta, pero estaba seguro que Draco lo había hecho porque le estaba mirando fijamente, y Harry pudo jurar notar cierta preocupación en el rostro del rubio, pero estaba seguro de que habían sido alucinaciones suyas.

- ¿Ese no es uno de tus amigos?- Preguntó Tony de nuevo totalmente ajeno a la batalla de miradas entre Harry y Draco, donde Draco le pedía explicaciones y Harry se negaba a dárselas.

- No.- Negó el rubio rápidamente.- Estaba en el grupo con el que he venido pero no es mi amigo. De hecho ni siquiera nos llevamos bien.

- Oye chico, ¿estas bien?- Esta vez Tony se dirigió a él y Harry supo que era porque se había percatado de sus ojos rojos y de su rostro hinchado y húmedo.

- Si.- Afirmó rápidamente no de la forma más asertiva y simpática. No podía ser bueno con él sabiendo lo que estaba haciendo anteriormente con Draco en el baño.- No te interesa.

Bring me to life. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora