John
-Vete. ¡Vete ya!
Un segundo antes la estaba besando. No, en realidad había sido ella la que había acabado con esos últimos e insufribles centímetros. ¡Lo había hecho!
Quiso besarme y durante dos segundos soñé con la idea de que ella había odiado tanto como yo esos centímetros que nos habían separado, esos meses que nos habían separado.
Y de repente me apartó y la ilusión que ya jugaba en mi cabeza se esfumó. Me gritó y me echó de su casa sin que me diera tiempo ni a reaccionar. De repente parecía asustada, me miraba con miedo, espantada, aterrada de sus propias acciones y ¡joder! eso me partió el corazón.
Por un momento había soñado con una oportunidad, de que me hubiera escogido a mí y no a... pero ahora me sentía caer, y no veía el fin. Sabía que el golpe dolería, pero lo ansiaba: era mucho peor la caída.
Y el maldito sol, con sus rayos tocando, abrasando y quemándome. Puto día soleado.
Miro directamente hacia el sol. Mis ojos arden, pero no se si es por el sol, por las lágrimas que amenazan con caer o una combinación de ambas cosas: lagrimas secándose antes de que puedan salir de mis ojos. Mejor, no quiero que salgan. Eso solo haría mi dolor más real, más tangible.
En las películas, los libros y las series siempre llueve, o como mínimo está nublado cuando el protagonista se siente solo, y con un maldito corazón roto. Supongo que yo no soy el protagonista de ninguna historia. ¿Cómo podría? Sólo soy el cabrón que le puso los cuernos a su novia.
¿Pero sabéis qué? Que aunque nunca entendí la necesidad de que los guionistas trataran de confabularse con el tiempo para mostrar la depresión de sus queridos personajes, ahora desearía que estuviera lloviendo.
Puede que no tenga sentido, o puede que sólo sea egoísta, pero sentir que el mundo llora conmigo, que no me deja solo, me haría sentir menos desgraciado. En vez de eso veo niños riéndose, adolescentes haciéndose bromas y parejas de abuelos caminando del brazo como si no hubiera pasado ni un día desde su boda.
Muy enternecedora la escena sí. Creo que el mundo se está regodeando en mi cara.
-¡Eres un cabrón! Te estás divirtiendo ¿eh? Asco de mundo...
Siento los ojos de la gente en mí. Claro, cagarme en el universo en medio de un parque probablemente no fuera una gran idea. Murmuro un "Lo siento" y me voy rápidamente; solo quiero llegar a casa. Me meto en callejones y otras calles pequeñas y poco transitadas para encontrarme con la menor cantidad de gente posible. Así al menos no tendré un público mirándome mal por volver a cagarme en todo.
Voy pegando patadas a las piedrecitas tal y como hacía de pequeño, y me muerdo la lengua en un vago intento de callar mi mente, que no deja de repetir la escena para mi "disfrute".
-¿John?- una chica rubia se me acerca, apartando el pelo de mi frente para poder ver mi expresión.- ¿Estás bien?
-No me ha perdonado.
Nada más pronunciar estas palabras, no aguanto más y las lágrimas salen sin pedir permiso de mis ojos. Mis sollozos se ahogan en su camiseta cuando se acerca a abrazarme.
Sophie
Al final decido que si que iré hoy. A hacer el trabajo digo. Primero, es un trabajo grupal y no sería muy justo dejárselo a mis amigos solo por un capricho. Segundo, porque no puedo decir que quiero superarlo y seguir adelante, pero a la primera de cambio, echarme atrás... Es cuestión de principios. O de coherencia al menos.
Eso sí, había estado a punto de mandarle un mensaje diciendo que tenía fiebre al menos tres veces. Pero no me había atrevido a enviarlo...
Así que les mando un mensaje al resto de mis amigas para decirles que al final si iré. Así las aviso.
Eso sí, me niego a ser puntual, hoy llegaré tarde. Quince minutos al menos.
No te lo crees ni tu.
A las 16:40 empiezo a inquitarme. A esta hora saldría de ser un dia normal. Pero hoy no. Durante los siguientes minutos intento mirar la tele, pero acabo mirando la hora a cada minuto que pasa. 16:41, 16:42, 16:43, 16:44, 16:45... Al final a menos diez me desespero y salgo de casa.
Te dije que no ibas a aguantar.
Bueno, pero ya llego tarde... Cinco minutos.
Uy, madre mía que tarde...
Ya se que tampoco es tan tarde, pero de verdad, os prometo que soy incapaz de llegar tarde a los sitios... Me agobio mucho al ver que no llego.
Llego a y cinco y decido alargarlo un poco más volviendo a ir al kiosco a por caramelos de miel y limón esta vez. Tengo el estómago algo revuelto y estoy nerviosa; los caramelos siempre me han ayudado desde que era pequeña.
Me planto frente a la casa de Jack a las 17:08. Suficientemente tarde ya. Pico al timbre y espero mientras le doy vueltas a un caramelo con la lengua.
-Hola Soph-. Levanto la vista y me encuentro a Jack mirándome.
-Hola.
Me quedo quieta mientras nos miramos mutuamente. Siento como sus ojos me observan fijamente, como si mientras me sonrie, pudiera llegar a los más profundo de mi alma. O bueno, de mi cerebro, leyendo mis pensamientos... Es demasiado.
Bajo la mirada a mis manos y juego con los dedos mientras me dice que pase. Dentro ya están Tessa, Chloe y Sam, y les sonrío agradecidas cuando veo que llegaron puntuales para no dejarme sola cuando llegara.
-¿Estás bien?
Escuchó como Jack me pregunta acercándose. Sus dedos rozan los míos cuando se queda a mi lado. Noto como vacila un poco, cuando mueve su brazo hasta apoyar su mano en mi hombro. Tiembla un poco y me da un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. No se cómo decirle que no.
-¿Empezamos con el trabajo?- digo en cambio, apartandome y dirigiéndome a una de las sillas.
Continuamos con el trabajo y en cosa de una hora tenemos la información que faltaba.
-¿Al final que hacemos con la presentación- pregunta Sam.
-Yo sigo votando por los disfraces, vaaa... Además, hemos encontrado ese estudio sobre el contexto histórico influía en la moda, ahora menos me lo podéis negar...
-Chloe tiene razón, ahora hay que buscar trajes si o si- se rie Jack. - Y que conste que me pido la edad antigua, que le he echado el ojo a una sabana blanca vieja y me quedaría, que ni a las griegas.
Las chicas se rien mientras el jura lo bien que le sienta.
Me gusta ver cómo se suelta con mis amigas, cómo hace bromas y dice más lo que piensa cuando coge confianza...
Aunque creo que por encima de eso, lo que me gusta son sus ojos, que se hacen pequeños mientras se ríe de una manera tan pura te acabas riendo con él.
Ay madre...
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¿Qué pensáis de John? A mi por mi parte me ha gustado escribir este capítulo desde su perspectiva, hacerle más humano, porqué yo nunca quise que fuera el villano o el tóxico...
La cagó , pero ¿todavía puede ser perdonado?
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Chico Instagram
Teen FictionSophie es una popular de 'segundo grado" pero no hay nada que odie más que la atención. Jack, es un tipo sencillo, ni el empollón, ni el deportista, ni el gracioso; es el "normal". Ella no es la nerd misteriosa y él no es el típico mujeriego. Pero...