3. Vestíos, se acabaron los minutos

55 3 0
                                    

Mierda. Es ahora cuando entiendo su actitud. Probablemente antes de jugar, habían quedado en eso, y por eso Kyle volvió a preguntarme una segunda vez esperando que dijera reto. Miro a mis amigas, y ellas me miran algo preocupadas y tristes.

-No tienes porqué hacerlo- me dice Sam.

Pero si, si tengo que hacerlo. Nunca nos negamos a realizar un reto o contestar una pregunta, es parte del juego. Además, tal vez sea porque soy masoquista o algo, pero quiero hacerlo.

-Tranquilas. Y Tess, te cedo mi turno para preguntar.

Diciendo eso, me levanto y subo las escaleras. No es la primera vez que jugamos a esto, sé dónde tengo que dirigirme. Una vez arriba, y con John pegado a mi, sigo recto por el pasillo hasta la segunda puerta de la izquierda. Hasta un vestidor. Abro la puerta, entra éste, y tras él, Kyle, para poner en marcha el cronómetro una vez cerremos la puerta.

-Los siete minutos empiezan ya. ¡Subiré una vez hayan pasado!- grita a través de la puerta.

Me quedo callada, al principio contando los segundos y esperando a que diga algo. Al fin y al cabo, él debía querer subir para algo. Tras el primer minuto, empieza a hablar:

-Soph, yo... Siento mucho lo que pasó.

Él y yo lo dejamos hace seis meses, prácticamente al inicio del curso, y desde entonces no habíamos hablado. El jamás me había pedido perdón y ahora yo no estaba dispuesta a quedarme callada y olvidarlo.

-¿Y qué es lo que sientes exactamente?¿Habértela follado?¿O qué sólo pasara dos veces antes de que viniera a contármelo?

-Sé que estás enfadada, y con motivo, pero no sé qué me pasó, no estaba pasando por un buen momento y cometí un fallo.

-¿Uno? Si mal no recuerdo fueron dos...

-Ya, bueno, ya me entiendes...- sinceramente parecía arrepentido, pero seis meses después, era un poco tarde para arrepentimientos...

-No, la verdad es que no te entiendo... Yo te quería, lo nuestro era perfecto, o lo parecía... No necesitabas a nadie más, y si necesitabas desfogarte, me tenías también. Yo estaba allí para escucharte, para abrazarte y para follar si era eso lo que querias. Pero no preferiste joderlo todo... Y ahora vienes y montas el numerito con Kyle para quedarte conmigo a solas, en vez de venir de frente y pedirme de hablar. Bueno, pues ya está, ya hemos hablado, ahora podemos esperar a que se acaben estos malditos siete minutos y cada quien por su lado.

-Pero yo te quiero, quiero que lo arreglemos, no soporto verte todos los días y no poder abrazarte, tocarte, besarte... Te necesito.

Mi corazón se estremece. Pensaba que lo tenía superado, cada vez que le veía no sentía nada, pero con sólo unas pocas palabras, mi corazón vuelve a estremecerse como el primer día, y mi estómago vuelve a llenarse de mariposas. No sé qué decir, y mientras intento ordenar mis pensamientos, él se me acerca. Me alejo, pero la habitación no es muy grande y acabo contra una pared. Sus manos acarician mi cara y mi cabello y yo suspiro. Él mira hacia mis labios e inconscientemente, me los mojo sacando un poco la lengua. Su cara se acerca a la mía y por fin mi mente vuelve a hacerse con el control.

-No- aunque me niego, mi voz sale como un suspiro y apenas tiene fuerza.

-Por favor Sophie, te echo de menos...

-No... -esta vez, ni se me escucha.

-Por favor... - se acerca más, rozando mi cuerpo, y con su mano acaricia mi pómulo.

Dejo de negarme, subo mis manos a su cuello y bajo su cara a la mía. Comienzo a besarle, algo insegura, y él se queda parado algo sorprendido. No tarda en reaccionar y comienza a besarme con pasión, pegando su cuerpo al mío, apretándome contra la pared. Sus labios aplastan los míos y su lengua entra en mi boca. Gimo contra él, sin poder evitarlo y él gruñe en respuesta. Comienzo a notar como se excita, como siempre ocurría cuando estábamos juntos. Baja sus manos a mis muslos, acariciándome por detrás hasta llegar a mi culo. Casi puedo escuchar a mi mente pegándome una colleja y llamándome estúpida, y sinceramente me lo merezco, porque ahí estoy, besándome con él sin importarme el daño que me hizo, lo mucho que lloré.

-Toc toc- suena desde detrás de la puerta. Casi había olvidado dónde estábamos y aparto a John rápidamente.- Vestíos, se acabaron los minutos.

Abro la puerta sin pensármelo dos veces, intentando huir, no se si de la situación, de John, o de mi estupidez. Probablemente de las tres cosas.

Entro casi corriendo a la habitación donde estábamos jugando. Es entonces cuando pienso en mi imagen: mi pelo debe estar horrible, y mis labios tal vez algo hinchadlos. Menos mal que el pintalabios era permanente, sino lo tendría medio corrido, y John en su cara. Por medio segundo me avergüenzo, pero después recuerdo quien viene detrás de mi y en lo único que pienso es en que no quiero enfrentarme a él.

-Ya no quiero jugar, pero seguid jugando, sólo iré afuera un rato y luego vuelvo- digo, aclarándoles a mis amigas de manera encubierta que no quiero estar con nadie y que necesito pensar. Tras eso, salgo por la puerta, empujo gente borracha y llego, al fin, al jardín.

Respiro profundamente, y miro a las estrellas. Ese siempre fue mi truco para relajarme. Mirando a las estrellas, tan lejanas, todo parece mejor, como si nada fuera más importante que mirarlas. Pero ésta vez, mi estupidez, mezclada con añoranza y alcohol, fue demasiada como para que las estrellas me hagan olvidarla. Me siento en el suelo.

Me siento pérdida, no debería haberle besado, pero había añorado tanto sentirme así, entre sus brazos y mi cuerpo me había traicionado. Se rindió ante sus caricias y me hizo volver a sentir lo que sentía cuando estábamos juntos. ¿Cuántas veces me repetí que lo había superado? Demasiadas y aunque yo misma lo creía, en verdad no había hecho más que mentirme...

-¿Sophie? ¿Estás bien?- no reconozco su voz, así que giro la cabeza.

Jack. Jack Mayer. El chico cerebrito de clase, al que sólo le faltaban las gafas para ser el típico nerd de película. Bueno, me he pasado, tampoco llega a tanto el pobrecillo. Es más un chico tranquilo, poco hablador... pero ahí estaba, hablándome.

-Sí. Bueno, no se, supongo que intentaba huir de mí misma- no se ni porque lo digo, pero creo que entre el alcohol y que es alguien que apenas me conoce, es más fácil, me da igual que me juzgue.

Se ríe.

-Supongo que es algo que todos intentamos en algunos momentos. No suele funcionar la verdad.

Me río con él.

-¿Quieres hablarlo?- me pregunta, sentándose a mi lado- Puedo fingir que estoy borracho y que no recordaré nada mañana si te hace sentir mejor.

-¿Funcionaria?

-No sé, podemos intentarlo.- dice mirándome fijamente con una gran sonrisa amable.

Sinceramente, no podría pasar por borracho. Pero tal vez, no me importe.

Sonrío de vuelta.

Chico Instagram Donde viven las historias. Descúbrelo ahora