24. Shakespeare, mentir o no mentir, esa era la verdadera cuestión

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Al final para contentar a Chloe y mi hermano, le doy dos galletas de esas y el resto las escondo en un tupper que pone 'Albóndigas' y lo pongo en un estante que espero que sea lo suficiente alto para que no se las acabe todas. Chloe con la comida puede ser como un perro de caza: consigue lo que quiere.

Hacemos las palomitas de microondas y saco un par de bolsas pequeñas de chuches y otro par de patatas fritas que tenia por ahí. La verdad es que en un momento montamos todo un banquete. Bajo un par de mantas y nos tiramos al sofá.

Nos apalancamos ahí y en las siguientes tres horas y media, tiempo que duran ambas películas no nos movemos más que para ponernos las unas encima de las otras. Literalmente. Will vino a cambiarnos la película y ponernos la siguiente. Entre quejas.

Y en algún momento de ese tiempo dejamos de ser cuatro individuos independientes para pasar a parecer una masa conjunta con extremidades por todos lados y varias cabezas: yo tengo las piernas, una encima y otra abajo, de Tess, mi brazo ni se donde esta, y hay una pierna de alguien por encima de mi cabeza. No sé cómo están las demás, pero para separarnos... Casi que volveremos a pegarle un grito mi hermano para que baje de nuevo.

Al final, Chloe resulta ser la que menos enredada está, así que una vez se aparta, todo resulta más fácil. Mi brazo resultó estar debajo de la espalda de Samantha y cuando lo saqué me di cuenta de que estaba dormido. Normal que ya no supiera ni dónde estaba.

Empiezo a darme golpecitos en el brazo, con la esperanza de que se despierte rápido, porque odio esa sensación de hormigueo doloroso. Me quejo un par de veces mientras las demás se estiran, crujen, dan golpecitos en otros lados y se quejan. Casi que hubiera sido mejor quedarse en ese sofá.

El resto del día, o de la vida ya que estábamos.

—¡Ey! Mañana quedamos para acabar el trabajo, ¿no? Es que antes me encontré a Jack al salir de casa y me lo ha recordado. Tenemos que decirle algo.

—Yo estoy libre.

—Yo igual.

No contesto y las tres se me quedan mirando, esperando mi respuesta:

—Estoy libre... pero no... no me apetece mucho verle... Es que con lo que ha pasado, yo no...

—Te entendemos, Soph, no hace falta que nos lo expliques sino quieres— me corta Sam.

—Es que no quiero que lo sepa, no quiero que me pregunte o que sienta lástima por mi... No quiero que me mire con la típica cara que grita "lo siento" y "no sé qué decirte". Sólo quiero superarlo, pero no soy buena actriz y... Y el me conoce. En cuanto me vea, me va a preguntar. No quiero su lástima, sólo que me vea como siempre.

—Tener amigos que te apoyan y te intentan entender no es malo...

—Ya Chloe, pero ¿él es mi amigo? Bueno sí, es mi amigo, pero ni siquiera se si me gusta... Creo que sí, que algo me empezaba a gustar, aunque con esto de ahora, tampoco es que me esté planteando en si quiero o no besarle...

—Y crees que si lo supiera, vuestra relación cambiaría—Samantha dio en el clavo.

—Claro... Dejaría de ser Sophie, y sería solo una pobre chica traumatizada. Le daría pena y me empezaría ver como una especie de hermana pequeña a la que proteger o algo así. Ya suficiente tengo con que me dijera que besarme hubiera sido una tontería.

Tampoco dijo eso exactam...

Básicamente dijo eso.

—¿Qué quieres hacer entonces? ¿Ignorarle? ¿No quedar? ¿Verle y fingir? Si no le ves mañana, igual le verás el lunes. Tal vez ignorarle no sea la mejor solución—me recuerda Chloe. Sé que tiene razón, pero no se que hacer.

—Podemos decirle de quedar mañana y luego le decimos que te pusiste mala o que surgió algo. Así no le verías si es lo que quieres.

—Tessa, no se yo si es una buena opción...No creo que eso tampoco le ayud...

—En realidad sí, Samy—le contesto—. Creo que en realidad es una buena idea... Podría decir que tengo fiebre, ¿no?

Shakespeare, mentir o no mentir, esa era la verdadera cuestión.

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