Después de la historia

Antes del adios

Los mellizos Zabbini estaban en la mesa junto a sus demás familiares hablando, cuando su hermano menor Zack se acerca a ellos corriendo con un montón de uvas en sus manitas.

— ¡Cassy, Liam! ¿Qué me dan si pongo 9 uvas en mi boca? — dijo convencido de ganar.

Liam le sacó las uvas de las manos poniéndolas en un envase que había en la mesa y la pelirroja le respondió.

— Mmm ... Nada, pero si pones 10 nos debes dos galeones.

— ¡Hecho! — dijo el moreno para empezar su reto.

Los mellizos negaron divertidos y coincidieron al decir — Gryffindor.

— Bueno supongo que es nuestro turno — anunció ToryF.

Ella y Neville dejaron el recuerdo en el pensadero, que lo proyectó a toda la sala.

Recuerdo

— ¿Estás segura de esto? — preguntó Neville por segunda vez a una serena Astoria.

— Nev, es la tercera vez en el día que lo preguntas, ya te dije que si — le sonrió y él asintió dejando un beso en su frente. Movió las manos que estaban acunando su rostro para abrazarla.

— Ok ok entiendo, es que estoy algo nervioso.

— Te entiendo Nev. — esta vez ella fue la que posó una mano en su mejilla.

— Bueno, vamos.

Esa fue la primera vez que Astoria visitó a los Longbottom en San Mungo. Casi podía sentir la mezcla de tristeza y felicidad de su novio al verlos. Ellos claramente no lo reconocieron, así que ambos los acompañaba como completos extraños.

Todos los martes iban a verlos, ya habían pasado tres semanas desde la primera vez.

«Lo siento cariño, debo pasar por unas cosas de Dumbledore, estaré ahí en 10 minutos»

Ese era el mensaje que recibió Tory.

«Tú tranquilo, yo te espero allá »

Y tal como había dicho, 10 minutos después Neville entró en la sala de San Mungo.

Grande fue su sorpresa al encontrarse con una sonriente Astoria, lo ojos se le llenaron de lágrimas cuando su novia dejó una corona de flores en la cabeza de su madre y su padre luego la sacaba a bailar en una improvisada pista.

La chica de ojos verdes se acercó a él y dejó un beso en su labios mientras veía a sus suegros bailar.

— Sabes estuve investigando un poco acerca del estado de tus padres, y leí que pequeñas cosas significantes podían estimular su cerebro para recordar momentos relacionados a esas cosas, música por ejemplo. Y ellos siempre tarareaban la misma canción, la busqué y se las mostré. Creo que si sirvió.

Él estaba seguro que ella no tenía idea de cuánto significaba lo que acababa de hacer, si, definitivamente no tenía idea.

La hizo girar hacia él, la miró a los ojos tratando de decir todo lo que no podía con palabras, la tomó por las mejillas y le dió un lento beso. Estaba colmado de cariño, aprecio, amor, gratitud. Neville era torpe con las palabras y lo sabía, por eso siempre trataba de mostrarlo con acciones.