Lorcan y Lyssander Lovegood

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Dos encapuchados caminaron a la tarima con la cabeza en alto.

De todo el grupo eran los más risueños por así decirlo, bueno Lyssander lo era la mayor parte del tiempo pero Lorcan tenía sus momentos.

Los desconocidos o los que no eran de confianza solo conocían su cara Nott. Fríos, calculadores y callados, pero su lado Lovegood salía a la luz con sus seres queridos. Dulces, detallistas y divertidos. Eran una perfecta combinación de sus padres, Theodore Nott era un digno Slytherin, actitud de hielo pero corazón sincero. Solo su familia (de sangre o no)  veía al Theo divertido y relajado, en cambio su madre tenía ese aire angelical por donde sea que fuera. Era su luz de esperanza, su ángel protector, la persona que había derretido el corazon helado del Slytherin. Pero al momento de proteger a los que ama, su águila guerrera salía a flote.

Era mejor no encontrar a una Luna enojada. Solo por recomendación.

Uno de los gemelos desprendía humo verde por debajo de su capa, que se esparcía por todo el lado derecho del gran comedor mientras el otro, hacía lo mismo pero con humo azul del lado izquierdo. Estaban ansiosos por su presentación pero ante todo debían dar una buena impresión.

Todos los miraban atentos, esta vez eran gemelos. Ambos asintieron antes de quitarse la capucha.

- Buen día Hogwarts - dijeron al mismo tiempo - somos los gemelos Lovegood - todas las chicas y algunos chicos giraron automáticamente para ver a los dos ejemplares de la belleza que había en frente

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- Buen día Hogwarts - dijeron al mismo tiempo - somos los gemelos Lovegood - todas las chicas y algunos chicos giraron automáticamente para ver a los dos ejemplares de la belleza que había en frente.

Luna sonrió feliz y sus ojos brillaron con una luz diferente.

- jajja no me sorprende que hayan dejado a la lunática, me sorprende que alguien la haya tocado siquiera - dijo con desprecio un Ravenclaw. Luna bajó la cabeza y sus ojos se nublaron, trataba de que no le afecten los comentarios de los demás pero era difícil. En otra ocasión solo lo hubiera ignorado pero ahora estaban sus hijos presentes, se sentía humillada y no solo eso sentía que avergonzaba a sus hijos. Apretó los puños y respiró profundo, debía aguantar.

El semblante de los gemelos cambió totalmente ya no sonreían, una simple mirada afilada bastó para callar al inútil.

- Si querés tener hijos en el futuro va a ser mejor que te calles - siseó uno de ellos.

El Ravenclaw se percató de que la gran mayoría de la tercera generación y parte de la segunda lo apuntaban con sus varitas. Todos con miradas desafiantes que advertían que no les iba a temblar la mano.

Avergonzado no le quedó más que callarse y bajar la mirada.

- Tía Luna nunca bajes la cabeza por las palabras de un idiota - dijo Liam a la joven Luna.

Su padre y los amigos de este, a excepción de Theo, lo miraban como si le hubiera salido una tercer cabeza. Pero ni se inmutó, antes que nada era un Zabbini no le debía explicaciones a nadie.

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