El viaje del Avatar Ang por terminar la guerra de los cien años, y restaurar el equilibrio del mundo es una muy bien sabida. Los desafíos que enfrentó, las amistades que forjó, y las perdidas que tuvo que superar, le dieron la fuerza necesaria para traer una nueva era de paz e instaurar el orden en un tiempo lleno de caos. Pero muchos ignoran que durante el tiempo que duro el conflicto hubo quienes se alzaron y forjaron sus propias leyendas. Lamentablemente, la gran mayoría se vieron opacadas por la del nómada aire, casi perdiéndose en el olvido. Sin embargo, cerca del final de la guerra, un diestro guerrero alcanzó hacerse de mucho renombre al seguir un camino lleno de sangre y muerte, impulsado por el dolor de la pérdida. Persiguiendo una meta que era por mucho, menos noble que la del famoso Avatar. Esta no es la historia sobre el como acabo la gran guerra de los cien años, ni de la gran paz que le siguio. Esta es la historia del Dragón Sin Llamas.