CAPÍTULO 5

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Sakura

—Sasuke Uchiha.

Su gemido es más fuerte que la charla de los clientes cuando me deslizo en el asiento vacío en la barra junto a su taburete.

—Deja de acosarme. —Mantiene la cabeza recta y no mira hacia mí.

—No te estoy acosando en absoluto. —Miro alrededor y sonrío. El lugar es grande, poco iluminado y tiene una multitud de buen tamaño. Una línea de grifos de cerveza se encuentra a mi derecha, y un estante lleno de botellas de vidrio medio llenas se asienta a mi izquierda. Tres camareros están detrás de la barra de madera, bromeando con los clientes mientras realizan un pedido tras otro.

—No parece de esa manera.

—Los bares son lugares populares los viernes por la noche. Es viernes por la
noche y, por suerte para mí, estaba sentada allí, ocupándome de mis asuntos, cuando entraste por la puerta. —Más bien lo vi cuando cruzaba la calle y luego se dirigía al bar cuando iba conduciendo a casa y pensé que podría ser la oportunidad perfecta
para hablarle nuevamente sobre el concurso.

—Qué suerte. —Levanta su cerveza y toma un largo trago de ella. Hay algo sobre esa visión que me atrae. Su perfil. Sus labios contra el borde de la botella. La forma en que su manzana de Adán se balancea mientras traga.

Y me hace apretar los muslos.

—Señor Hablador, ¿eh?

—No cuando se trata de ti.

—Vamos, no estoy tan mal. —Levanta una ceja con duda, pero sigue manteniendo su enfoque hacia adelante. El silencio se extiende entre nosotros mientras la charla de la multitud recién salida del trabajo zumba a nuestro alrededor.

—Ja. Me resulta difícil de creer. —Se gira y me mira fijamente por un momento, sus ojos miran hacia donde mis manos están entrelazadas en la barra y luego de
vuelta a mí—. ¿Qué? ¿Hay demasiados obreros aquí para que tus manos de oficinista puedan tocar algo? ¿Crees que se te pegará?

Su comentario me desconcierta y me deja farfullando para responder.

—No. Soy un poco obsesiva con los gérmenes. No me gusta… no soy… no
importa —corrijo y niego—. Estoy aquí para hablar de…

—El maldito concurso.

—Sí. Es real. Lo prometo. Hemos recibido más de setecientos mil votos solo en
las dos primeras rondas, y esperamos duplicar eso en la próxima.

Resopla.

—Estupendo. Fantástico. No necesito tu revista o su atención. Parece que hiciste el concurso hasta ahora sin mi conocimiento o participación, y está bien. Sigue haciendo lo que estás haciendo, y ambos seremos felices.

—Vas a ganar, pero solo si puedo obtener tu ayuda. Todo lo que necesito son unas cuantas fotos de ti y una breve biografía, cualquier cosa sobre ti, de verdad. La
próxima ronda de votaciones comienza a fines de la próxima semana, y necesito tu
ayuda para salvar la revista —parloteo a pesar que no reacciona—. Tu hijo es
adorable. Él también puede estar en las fotos.

—Absolutamente no.

Su tono es mordaz y hace que el camarero nos eche un vistazo y me deja mirándolo.

—Entonces tu esposa. Podemos incluirla en las fotos, también, si lo deseas.

Se estremece.

—No tengo esposa. —Esas tres palabras salen como una maldición.

—Lo siento por asumir…

Se levanta bruscamente y se enfrenta a mí para que nuestros cuerpos estén separados por centímetros. Sus ojos se clavan en los míos, en una combinación de confusión y desafío.

WORTH THE RISKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora