CAPÍTULO 35

373 65 3
                                    

Sakura

La cama está caliente a pesar de las sábanas frías contra mi piel desnuda.

El sol brilla a través de mis párpados.

Cuando extiendo mis brazos sobre la cabeza, siento el tirón de la mano de Sasuke contra mi costado, tirando de mí contra su cuerpo y la dureza tentadora de él contra mi trasero.

Dios mío, el hombre es como una droga.

Puede enojarme, cancelarme una cita,
probarme en más niveles de los que estoy acostumbrada, y aun así, todavía quiero más de él.

Ese es un pensamiento aterrador.

Muevo mi trasero contra su entrepierna, lo que me hace ganar un gemido adormilado y hace que su mano me apriete más contra él. Luego está el golpe.

—¿Papá?

La idea de tener sexo matutino sale por la maldita ventana cuando Sasuke salta de la cama como si acabara de verterle un cubo de agua helada.

—Oh mierda. Mierda. Mierda. Joder —dice en un áspero susurro cuando sus ojos se abren y me suplican qué hacer—. Solo un segundo, amigo.

—¿Papi? ¿Por qué la puerta está cerrada con llave? —La manija se mueve, y Sasuke se acerca para abrirla y luego se da cuenta de lo que estaba a punto de hacer y se detiene. Está gloriosamente desnudo y completamente nervioso.

—No puedes estar aquí —me susurra, con la mano en su cabello, sus labios presionando en una sonrisa aturdida, y su polla volando a media asta.

—Pero estoy aquí… —Cubre mi boca con su mano mientras los dos intentamos no reírnos mientras el mango se agita de nuevo.

—Dame un segundo, Luke. Estaba eh, eh, acababa de salir de la ducha.

—Sí. ¿Y qué? Te he visto desnudo antes.

Saco mi lengua entre mis labios contra su mano, que todavía está firmemente
presionada sobre mi boca, y sus ojos me advierten que pare mientras su propia risa sale de su boca.

—Lo sé, pero, eh… —Me quita la mano de la boca y comienza a recoger mi ropa, que está esparcida por todo el suelo, y las arroja sobre la cama a mi lado—. Estoy todo mojado y no quiero mojar el piso.

—¿Estás hablando con alguien allí? —Mueve la manija—. ¿Hay alguien ahí contigo?

—No. Por supuesto que no —dice con toda seriedad mientras lucha contra la risa antes de inclinarse hacia adelante y susurrar en mi oído—. Quédate aquí. Quieta. Saldrá para la escuela en quince minutos y luego podrás irte. Sé una buena niña.

—Pero no soy una buena niña.

—¿Papá?

—Sé que no lo eres —dice, el calor de su aliento hace que los escalofríos corran
por mi espina dorsal—. Pero vas a serlo por mí. —Luego, presiona un casto beso en mis labios que tiene mi cuerpo pidiendo más—. Si lo eres, entonces te recompensaré por ello.

—No que eras un ninja —le digo.

—Shh —advierte, pero se ríe.

Y con eso, Sasuke se pone un par de pantalones cortos de gimnasia antes de
tirar del edredón sobre mi cabeza y darme palmaditas en el culo.

Oigo la puerta de la habitación abriéndose.

—Buenos días. Bajemos y desayunemos.

—¿Pensé que estabas en la ducha? —Puedo imaginarme la mirada curiosa que Luke le da a Sasuke, y eso hace que tenga que permanecer aún más quieta. Todo lo que quiero hacer es reír.

—Así es.

—Entonces, ¿por qué tu cabello no está mojado?

—Yo, eh, no me lavé el pelo. Me interrumpiste.

Escucho el clic de la puerta del dormitorio cerrándose y luego la voz apagada de Luke.

—¿Por qué estás cerrando la puerta? Nunca cierras la puerta.

—Dejé la ventana abierta y no quiero que se enfríe el pasillo.

—Pero no hacía frío allí.

—Luke… —Sus voces se desvanecen por el pasillo, y después de unos segundos, tiro el edredón de mi cabeza, miro al techo y uso la almohada a mi lado para ahogar mi risa.

Me acuesto por un tiempo antes de decidir vestirme. Si Luke se aventurara a subir las escaleras sin que Sasuke o yo nos demos cuenta, lo último que necesita ver es a mí desnuda en la cama de su padre.

Una vez que estoy vestida y limpia, me siento en el borde de la cama, mirando la puerta cerrada y escuchando los sonidos cotidianos de abajo. El ruido de los platos. La risa burlona. Los recordatorios sobre el comportamiento en la escuela.

De esto era de lo que hablaba anoche cuando dijo que vivía en una casa muy cálida. Puedo sentir la diferencia entre aquí y mi propio apartamento en la ciudad, lo que me hace preguntarme cómo sería despertarme a esto todos los días.

El pensamiento me asusta muchísimo. No pienso de esta manera. Sasuke y yo no somos así. Solo somos sexo. Solo somos lujuria.

E incluso sé que estoy más allá de sentirme así, pero me repito el mantra de todos modos, así al menos puedo fingir que no siento más por él que eso.

Porque lo hago.

Cuando la manija de la puerta se mueve contra la cerradura, salto.

—Se fue. Le pedí que fuera con la vecina y su hijo a la escuela hoy. Es seguro salir ahora.

Abro la puerta para ver a Sasuke de pie allí. Su cabello está despeinado, sus pantalones cortos están colgados en sus caderas y tiene la sonrisa más adorable en sus labios.

—Oh. Mi. Dios —dice mientras pasa junto a mí y cae de espaldas sobre la cama con un golpe—. Eso fue horrible e hilarante.

Alza la mirada, y cuando nuestros ojos se encuentran, viene la risa. Risa incontrolable que me hace doler el costado y las mejillas.

Ambos seguimos sonriendo cuando tira de mi mano y me jala hacía él, envuelve sus brazos a mi alrededor y presiona un beso en la parte superior de mi cabeza.

—Aventuras del ninja sexual —digo, y nos lanzamos a otro ataque de risa. Cuando se calma, cierro los ojos y disfruto la sensación de su cuerpo contra el mío—. Supongo que eso no sucede tan a menudo. —Nunca sucede. Nadie puede pasar la noche en mi cama.

WORTH THE RISKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora