CAPÍTULO 56

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Sasuke

Mi pecho quema.

Me concentro en mi respiración. En el ritmo de mis pasos. Pero no importa qué tan rápido corra o cuánta distancia cubra porque su maldita carta se repite en mi mente.

Justo como si fuera anoche. Y la noche anterior a esa. Y así sucesivamente.

Mierda.

Ella regresará en una semana, mi trasero.

La casa Kraft está vacía. Todas sus cosas ya no están. El jarrón donde mantenía las flores muertas que no pensó que notaría, ha sido vaciado. La manguera que siempre dejaba sobre el camino está enrollada y en su sitio.

Las persianas en la casa están cerradas.

Se fue para siempre.

Y estoy corriendo. Corro. Porque estoy siendo un imbécil con todos a mi alrededor, descargándome con Luke con untemperamento irritable cuando no es
culpa de nadie más que mía. Cuando soy el único que puede arreglar esto. Pero no
puedo hasta estar seguro que he decidido lo correcto.

Corro hasta que no puedo correr más. Hasta que el ácido láctico hace que mis músculos se detengan y mis pulmones no puedan recuperar el aliento lo suficientemente rápido. Es solo entonces que colapso a un lado de la pista de la secundaria Sunnyville y solo me recuesto ahí con mi brazo sobre mis ojos y mi cuerpo exhausto de todas las formas posibles.

—No te había visto correr en años. —Debí de saber que me encontraría aquí. Debí de saber que él sería quien lo notara—. No desde que…

No desde que Karin me dejara, quiere decir.

—Déjalo papá. —Resoplo, pero no me destapo los ojos, a pesar que sé que está
inclinándose sobre mí, bloqueándome el sol.

—No. No esta vez. Ya lo he dejado por mucho tiempo.

—No estoy de humor.

—Sí, bueno, yo tampoco. No estoy de humor para ver a mi hijo sufrir más de lo que ha sufrido cuando la respuesta está frente a su maldita nariz.

—Cristo.

—Vas a necesitar mucho más que a Cristo, hijo, si no te enderezas y escuchas cuando te digo que estás siendo un completo imbécil por dejar ir a esa mujer sin luchar.

—No es asunto tuyo, papá.

—Al diablo con eso. Eres mi asunto. Luke es mi asunto.

—Se fue. No puedes luchar por alguien que no se quedó.

Murmura algo en voz baja, y estoy seguro que me estaba insultando.

—Por supuesto que se fue. No te vi luchando por ella. ¿Le pediste que se quedara?

—No.

—¿Por qué no?

—Es complicado. —Muevo el brazo lo suficiente para mirarlo. Está sobre mí,
sus manos en su cadera, y esa mirada que dice: “Soy el jefe de policía, vas a hacer lo
que yo diga”.

—Esa es una excusa de mierda. La mayor parte del tiempo la vida es complicada. La vida es ponerse al límite y tomar riesgos.

Me burlo.

—Ya he estado ahí. Ya lo he hecho. He sido quemado.

—Eso fue hace ocho años. ¿No crees que cambiaste? ¿Maduraste? ¿Te convertiste en un hombre mejor? ¿No crees que te mereces una segunda oportunidad para ser feliz? Yo creo que lo mereces. —Suspira y niega—. Mira, es honorable que intentes ser todo lo que Luke necesita, pero algún día, él va a crecer, seguirá adelante, tendrá su propia vida… y entonces, ¿dónde estarás? Solo.

—Papá…

—Deja de desaprovechar tus oportunidades. Todos tenemos miedo de cosas. Demonios, después de todos estos años, todavía tengo miedo de la comida de tu mamá algunas noches —dice y sonríe—. Todavía sacó coraje porque vale la pena el riesgo.

Vale la pena. Ahí está esa maldita frase de nuevo.

—Eso debía hacerte reír, Sasuke.

—Gracias por la charla motivacional, papá, pero solo estoy tratando de analizar las cosas.

—Ya lo analizaste. Ahora necesitas actuar.

—Es más fácil decir que hacer.

Me tiende la mano. Entrelazamos pulgares, y me ayuda a levantar.

—Recuerda esto… alguien que realmente te ama ve el desastre que eres y entiendo que puedes ser un malhumorado hijo de perra, pero te quiere de todos modos.

—¿Cuál es tu punto?

—Creo que Sakura vio todo eso y aun así te quiere. Es solo que todavía no está segura cómo luchar contra alguien que se rehúsa a notar lo mismo en él.

Cristo.

—No es tan fácil.

—Hace mucho tiempo, alguien me dijo que encontrara lo que amara y permitiera que me matara. —Agacha la cabeza por un momento, antes de levantarla y encontrarse con mis ojos—. Está bien si Sakura te arruina, Sasu. No tengas miedo de eso, porque quizás sea quien te regrese a la vida. Quizás sea el aire que necesitas para respirar, sin el que no puedas vivir.

Mi papá sostiene mi mirada y asiente ligeramente antes de girar y caminar por
donde fuera que llegara.

Deslizo una mano a través de mi cabello y sé que tiene razón. Sobre todo esto.

Me he sentido como una mierda en días pasados. Es más que solo extrañarla. Es
saber que la quiero y que de algún modo permití que se deslizara de entre mis dedos.

Es saber que es el riesgo que quiero tomar, con todo y consecuencias.

Es saber que estaba demasiado asustado para pedirle que se quedara… y ahora
que se fue, las respuestas son tan claras como el maldito día.

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