CAPÍTULO 22

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Sasuke

Maldita sea.

Me paro en el escalón inferior y la miro. Miro a la mujer que apareció y no se parece en nada a la Sakura que conozco y se ve exactamente como la que me gustaría conocer. Está usando jeans azules y una camiseta sin mangas amarilla. Su cabello está recogido en una cola de caballo desordenada. Parece que pertenece a nuestro vecindario, a esta casa, tomando cerveza de una botella en lugar de vino en copas de cristal en el palacio del que proviene.

Peor aún, la deseo.

Me he sentado aquí toda la noche, rogándome que la odie, cuando todo lo que puedo pensar es en lo mucho que la deseo. ¿Eso no me hace el imbécil?

Esto es su culpa. Cada maldita parte de esto.

Ella organizó el beso. Plantó la foto. Está aquí para endulzarme y convencerme de hacer la maldita sesión de fotos para ella. Está aquí para aliviar su maldita culpa porque sus manipulaciones lastimaron a mi hijo.

Ella. Ella. Ella. Ella. No puedo decir que me sorprenda.

Bueno, que se joda.

¿No es ese el problema, sin embargo? Eso es lo que quiero.

Cristo. No estoy haciendo nada más que correr en círculos. Me paso la mano
por el cabello y me recuerdo que antes he caminado por este camino. Pagué el precio. Luke todavía está pagando el precio por ello.

Sin embargo, lo que no puedo entender es, ¿por qué no se fue? Realmente sonaba como si le importaran los Creepers, los Aldeanos y Steve Blocks, cuando pensé que estaría fuera de la maldita puerta en el momento en que le dije que Luke no sabía que ella era la de la foto del diario.

La estudio mientras guarda las figuras y odio que parezca que pertenece aquí.

A mi casa. A mi mesa. A la normalidad del momento. Es una bofetada descarada de lo que me estoy perdiendo en mi vida… lo que estoy haciendo que Luke se pierda, y erosiona el deseo que me carcome.

Cuando me aclaro la garganta, deja caer el último puñado en el cubo y se vuelve hacia mí: labios separados, mejillas rosadas, ojos sorprendidos.

—Puedes dejar de fingir que te gusta ahora. Tu culpa puede ser absuelta. Te puedes ir.

—Pero me gusta. —Se levanta de su asiento y da unos pasos hacia mí.

—Corta el acto, princesa.

—¿Cuál es tu problema, Uchiha? Vine aquí porque escuché sobre Luke y me sentí mal porque algo que hice le hizo daño.

—Te refieres a la foto que montaste y al artículo que plantaste para salvarte el
culo.

—No hice tal cosa. Me besaste. Dijiste cosas que me marearon y luego saliste corriendo.

—Y luego me seguiste y me besaste otra vez.

—¿Me estás echando la culpa de esto? —grita.

—¿Si el zapato te queda…? —Me acerco un paso más a ella.

Su risa me raya en los nervios.

—Disculpa. ¿Solo al hombre se le permite iniciar un beso? Qué tonto de mi parte pensar de otra manera.

Ignoro su lógica, demasiado cegado por mi propia ira para escucharla.

—Sabías que había fotógrafos allí.

—Tú también —masculla mientras nos miramos fijamente, nuestros ánimos
tensando el aire a nuestro alrededor.

—La diferencia es que hice lo que hice detrás de una puerta cerrada. Tú lo hiciste para ponerme una trampa.

WORTH THE RISKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora