CAPÍTULO 23

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Sakura

—Olvidé lo loca que es esta ciudad por el Festival de la Cosecha —le murmuro a Anko mientras miraba por la ventana de nuestra oficina. La calle principal ha sido transformada. Hay dos filas de casetas que bordean el centro de la calle, y cadenas de luces zigzaguean entre los edificios con una pequeña feria para los niños establecida en el extremo más alejado de la calle. Tiene una resbaladiza grande. Un laberinto hecho de pacas de heno. Algunas atracciones mecánicas que fueron traídas desde San Francisco.

Había una electricidad palpable en la atmósfera mientras caminaba desde el
estacionamiento hacia la oficina. El zumbido de una comunidad que se reúne para celebrar. El conocimiento que todo estaría cerrado esta noche para que todos pudieran participar en lo único en esta ciudad que recuerdo haber hecho con amor.

—Loco es un eufemismo. —Se ríe—. Y pensar que la Cámara de Comercio ha puesto una caseta allí para promover el concurso… y a Sasuke Uchiha.

¿Es triste que mi corazón lata un poco más rápido con la declaración y no pueda luchar contra la sonrisa en mi rostro?

—Estoy segura que le va a encantar eso.

—No hace daño que los rumores sigan volando sobre ustedes dos. —Se rió
entre dientes—. Puede que sea buena para persuadir, pero, amiga, has conseguido ese beso justo en sus labios con toda la ciudad mirando, y es el beso que sigue manteniéndonos aquí. —Mantengo mis ojos enfocados en los preparativos afuera y trato de no estar irritada por su suposición de que manipulé la situación. Justo como Sasuke—. Es posible que no hayas entregado las fotos como pedí para esta ronda, pero lo ataste con la ciudad detrás de él, y ahora no puede decir que no. Bien hecho.

—Gracias.

Un camión se detiene y cuando la puerta trasera se abre, sonrío ante los globos
que hay dentro.

—Ahí van seis dólares de mi dinero —dice Anko—. A mis hijos les encantan esos malditos globos. ¿Vas a ir?

—¡Por supuesto! —Mi mente se desvía hacia Sasuke. Al beso que parece que no puedo olvidar. A cuando le dije que no podemos hacer esto cuando cada parte de mí quiere hacerlo.

A la posibilidad de llegar a verlo esta noche.

—Eso me sorprende —dice haciéndome mirarla.

—¿Por qué? ¿Quién no ama un festival? Solía ser una de las únicas cosas que me encantaba de este lugar cuando era una niña.

—¿Y ahora?

Vuelvo la vista a la calle que tenemos delante. A la zona de la pista de baile a
la izquierda y los vendedores de comida colocando mesas y sillas a la derecha.
Admiro las colinas que nos rodean y sus ricos verdes y marrones claros.

—No es tan malo como lo recuerdo.

—Sabía que te convenceríamos. —Su risa retumba en el espacio cuando vuelvo
a mi computadora portátil—. Bueno, prepárate para enamorarte más en unas pocas horas. Siempre nos vamos temprano en el Festival de la Cosecha.

—¿De verdad?

—¿Nadie te lo dijo?

—No.

—Le dije al personal que tan pronto como terminemos el diseño, podemos salir. Puede que sea el momento del Festival de la Cosecha aquí en Sunnyville, pero es el día de la fecha límite para que enviemos esto a Haruno Publishing.

—Suena como un plan.

Volvemos a nuestro trabajo. Mis llamadas son infinitas, mis comunicados de prensa sobre la tercera ronda de votaciones del concurso enviadas por correo electrónico, y entre todo lo que hago, mis ojos encuentran su camino hacia los preparativos afuera para ver cómo cobra vida un festival. Poco a poco.

WORTH THE RISKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora