CAPÍTULO 44

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Sasuke

—Estás siendo un idiota miserable.

—Obito Uchiha. Esa no es manera de hablar en la mesa —dice mi mamá, disparándole una mirada amenazadora que puede hacer que cualquiera de nosotros se encoja.

—Sin embargo, es medio imbécil —interviene Itachi.

Fulmino con la mirada a ambos y luego inclino mi refresco hacia atrás y me
aseguro que mi dedo medio esté al frente y centrado, así entiende la intención.

—¿Hay problemas en planeta Sakura? —pregunta Obito mientras retrocede para evitar la rápida patada a su espinilla que acabo de fallar.

Y a pesar que las orejas de mi mamá se levantan como las de un maldito conejo
ante el sonido del nombre de Sakura, dice:

—Déjenlo en paz.

—Peleamos. —Sale de mi boca sin siquiera pensarlo, pero me lo he estado guardando e hirviendo a fuego luego por ello durante la mayor parte del día y mientras más tiempo me mantengo en silencio, más me siento como un idiota por las cosas que le dije.

—La mejor parte de pelear es el sexo de reconciliación —dice Itachi mientras
mira a Izumi. Su respuesta es un suave golpe en la parte posterior de la cabeza antes de depositar un beso ahí e irse para asegurarse que sus hijas no se hayan metido en demasiados problemas junto con Luke.

—¿Por qué pelearon?

—Deja el tema, Obito —digo.

—Tú eres quien lo trajo a colación. —Se encoge de hombros y me sonríe por
encima de su cerveza—. ¿Finalmente le dijiste que quieres más que revolcarte por ahí con ella y te mandó a la mierda?

Todos estallamos en carcajadas ante la mirada en el rostro de nuestra mamá y
ella solo niega.

—No exactamente.

—Oh. —El coro suena alrededor de la mesa y Rin frunce sus labios mientras me mira fijamente.

—Déjame adivinar, le dijiste que no había nada ahí cuando realmente sí lo hay.

—No exactamente…

—¿Puedo simplemente decirlo? Está intentando sabotearlo porque realmente
es alguien que vale la pena conservar y eso lo asusta enormemente —dice Itachi con un toque sarcástico que me tiene apretando mis puños y a mi mamá palmeando mi brazo para tranquilizarme.

—¿Oye, Itachi? Mantente fuera de mis…

—¡Miren a quién me encontré en la tienda! —La voz de mi papá me interrumpe y hace que todos nos giremos hacia la puerta del patio.

Cada parte de mí cae ante la visión de ella.

No se parece en nada a la chica que vi el otro día en la calle con su amiga. Tiene puestos pantalones cortos de mezclilla, una camiseta de tirantes roja y Converse rojos. Su cabello está apilado en la parte superior de su cabeza y su rostro está completamente libre de maquillaje.

Me roba mi maldita respiración, eso es lo que hace.

Nuestras miradas se encuentran. Se centran Y odio el dolor que destella en los suyos. El dolor que yo puse ahí.

Un coro de saludos suenan, pero simplemente asiento, necesitando decirle
tanto, pero asustado hasta la maldita muerte de formar las palabras. Sé que si lo hago, todo lo que estaré haciendo es abriéndome a más dolor.

A más de todo lo que juré que nunca me permitiría sentir de nuevo.

—Mierda, Sasuke —susurra Itachi mientras se inclina hacia mi oído—, ruega, suplica y pide, pero no dejes que eso vaya, especialmente cuando te mira de esa manera.

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