Mi hija es para la grandeza.

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Amaya ya había cumplido un mes al servir a su hermano, ella estaba algo aburrida por la situación, pero no podía cambiarlo hasta que ella se volviera mas fuerte, pero como no ha podido entrenar por las cosas del preparativo para la fiesta de los Novatos,  también debe  mantener  el orden y la disciplina entre dos facciones, ya que ella es el poste que mantiene en equilibrio como la presidenta. Mientras que en la noche solo sirve a Yerald que no ha tenido mucho tiempo para ver en que falló como Alfa.

Amiga...¿ Cómo estás?—preguntó Arwen al quedar a solas e la sala del consejo estudiantil— veo que estas mas decaída de lo normal, Kioko esta muy preocupada por ti.

Bien, algo aburrida por Yerald, pero en fin perdí y no puedo traicionar mi palabra de loba...pobre Kioko, la veo muy poco, igual la sigo cuidando, por lo menos no ha corrido peligro por parte de mi padre, él es lo que me preocupa mas que mi salud y me estabilidad mental...—dijo Amaya algo distraída.

Ami...Kioko vio mis alas y la marca hace dos días atrás, creo que en cualquier momento, ella sera una de nosotras y correrá más peligro que nadie, ya que investigue y su padre es un lobo y la madre una humana...eso nace a un beta nivel 2 si es que no se marca de inmediato, ya que los betas necesitan a su Alfar para poder mejorar sus habilidades, ya ves a Mary desde que la maracaste esta mejorando su control de poderes y a aumentado su fuerza—dijo Arwen— tu estás aprendiendo un poco de mi poder, pero eso no es suficiente y lo sabes.

Amaya dio un suspiro de preocupación—lo sé amiga, pero no puedo recurrir a mi padre que me enseñe a controlar estos dominios, no por ahora que me necesitan las tres mas que nunca.

Ami...por favor piensalo, no nos mantendrás a salvo sido una esclava de Yerald o negando tus poderes y lo que eres...es verdad da miedo lo que somos, pero creo que estarías mejor tu y nosotras si aceptas lo que eres y no te ocultas mas de la realidad—dijo Arwen y salio volando del lugar.

Amaya miro como su amiga se alejaba en plena luz del ocaso que hacia pinta el cielo de varios colores. Miraba detenidamente el atardecer buscando una respuesta o una guía para saber si esta en un buen camino

Hija deja el temor de lado, sé que puedes—dijo  una luz clarita al bajar del cielo—haz hecho muchas cosas a estas alturas, no puedes y no debes estancarse

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Hija deja el temor de lado, sé que puedes—dijo  una luz clarita al bajar del cielo—haz hecho muchas cosas a estas alturas, no puedes y no debes estancarse.

Madre...soy muy débil para luchar contra mis demonios...tengo miedo por mis amigas y por la persona que quiero...siento que soy una inútil de Alfa...no pude ganarle a Yerald—dijo Amaya frustrada.

Mi niña...sé que eres mas poderosa de lo que crees, no lo digo por tus demonios que están fuera de control o por la marca de la maldición de tu padre...lo digo por tu corazón...tu espíritu es más fuerte que todos lo que han pisado esta tierra y sé que puedes hacer un camino que sea bueno para todos...no dejes que el miedo te frene—dijo la voz aguda en una especie de luciérnaga.

Madre siento que no voy a poder...apenas tengo 17 años...mi lucha la siento en vano—dijo triste Amaya.

Te  esquivas mi hija esta hecha para la grandeza...confía en ti...la chica que tanto adoras, estará en peligro si te quedas de brazos cruzados...no permitas que mi muerte sea en vano—dijo preocupada—sé que tu padre no es el mejor instructor, pero es el mas fuerte y ágil, tiene conocimientos amplios de ser un verdadero Alfa. Te pido que  aprendes de él, pero no seas él.

Amaya  asintió—lo pensare madre...gracias—dijo con voz dudosa.

Bien mi hija...piensalo, no lo veas como una condena al entrenar con tu padre, solo es un aprendizaje de las herramientas y veras que puedes hacer un cambio—sugirió al desaparecer.

Amaya se quedo pensativa hasta que llegó una conclusión, camino  hacia la habitación Yerald al hacer el trabajo que le pide.

Una loba al asecho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora