Capítulo 1

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Capítulo 1:
"No te muevas, perdedora"


Willow se despertó como cualquier otra mañana. Estaba feliz y ansiosa por pasar otro día con sus amigos. Se levantó, se vistió, peinó, aseó y desayunó. Despidió a sus padres con un beso y salió rumbo a la escuela.

Caminar por el bosque le resultaba encantador, habían muchísimas plantas y animales.

Al llegar a Hexside, vio a los lejos, junto a la entrada de la escuela, a Gus y a Luz. Ambos tenían esa personalidad cálida y optimista que los caracterizaba. Willow les sonrió y prosiguió a encontrarse con ellos
Pero...

- Cuidado casi-bruja. - una chica pasó y la empujó con su hombro.

Willow se lastimó al caer, su codo se raspó.

— Boscha. – gruñó Luz mientras se acercaba para levantar a su amiga.

— Lo siento, no vi al estorbo. – se disculpó burlonamente.

Willow odiaba cuando la trataba como un objeto. Para Boscha, Willow era todo menos una persona. Un estorbo, un fracaso, una basura, una perdedora, una nerd, una casi-bruja... Si, la había perdonado, aún así, maldita seas Amity por inventar ese tonto apodo. Ella no era una casi-bruja. Se moría de ganas por demostrarle eso a esa cruel chica de tres ojos.

— ¿Estás bien? – preguntó Gus.

La bruja de los lentes asintió mientras se quitaba el polvo de la ropa.

— Si. – dijo cabizbaja mientras veía el raspón en su codo.

— No te preocupes Willow, no dejaremos que nos arruine la diversión. – La sonrisa de Luz se le contagió.

Puso la frente en alto y los tres juntos se dirigieron al salón de clases.

Bueno... Luz no estaba del todo en lo cierto. Su diversión si se arruinó.
Boscha persiguió a Willow por todo Hexside en su tiempo libre.
Primero le puso la traba con el pie, la hizo caer al piso frente a todos en el pasillo. Su grupito de amigas rodeó a Willow en una especie de círculo y comenzaron a jugar con ella. Empujaban a la bruja de uniforme verde de un lado a otro y se reían de ella. Al poco tiempo Willow se mareó y estampó su cara contra un casillero. Todas se burlaron de ella. Boscha tiró sus libros a la basura y agrietó sus lentes. Sin mencionar que le pegó goma de mascar en el cabello.
Obviamente Luz y Gus no estaban para defenderla, ellos tenían otros horarios. El hecho de que Boscha siempre la agrediera le dolía, ¿Pero que podía hacer?
La chica de cabello rosado sujetó a Willow por el cuello de su capa y la aprisionó contra una pared. Sonrió de oreja a oreja. En su mano libre tenía un marcador, el cual destapó usando su boca. Escupió la tapa, golpeando la nariz de Park con ella. Willow frunció el ceño.

— No te muevas, perdedora.

Dijo de manera hiriente. Prosiguió a escribirle algo en la frente con el marcador indeleble.

"Casi-bruja".

Luego de almorzar, Boscha la metió dentro de un contenedor de basura.
Fue el peor día de su vida.

Willow ni siquiera pudo quitarse el tatuaje semi permanente que su brabucona le había dibujado. Era muy vergonzoso. Al menos al fin tocaba una materia que compartía tanto con Luz como con Gus.

Historia de las Islas Hirvientes, bueno, esa materia sí que podía arruinar la diversión de cualquiera, pero al menos no estaba sola. Gus estaba durmiendo mientras fingía prestar atención con una ilusión. Y Luz miraba a través de la ventana como un pájaro grande alimentaba a sus bebés. Mientras tanto, Willow intentaba concentrarse en la lección.

Un bollo de papel cayó sobre su escritorio. La fanática de las plantas lo abrió con desconfianza. Y con motivos.
El papel tenía dibujada a una Willow sola con raíces, rígida, como si fuera un árbol. A su lado, una Boscha estaba talandola con un hacha. Como siempre, encantadora. Willow se volteó enfadada, decidida a confrontarla al fin. Pero una vez giró, la brabucona le lanzó un vaso con una bebida un tanto pegajosa, color violeta.

Todos comenzaron a reírse de ella y su ropa manchada. Gus se despertó sobresaltado, sin entender que estaba sucediendo. Luz se enojó al instante. Boscha no dejaba de reírse a carcajadas junto con todos los demás.

— Oigan, no se rían. – gritó el profesor. – estamos estudiando. Se supone que es aburrido, requiere concentración. Nada de diversión. Señorita Park, queda suspendida por ser chistosa. Fuera de mi clase.

— Pero... – los labios le temblaron.

Willow salió corriendo con lágrimas en los ojos, presa de la impotencia. Puños cerrados con fuerza y el uniforme empapado. Una chica la fastidiaba, todos se reían de ella y para colmo el profesor le hechaba la culpa. No era justo. Para nada.

Se fue corriendo sin ver con claridad por la humedad de sus ojos. La puerta se cerró con un fuerte golpe detrás de ella. Quería que la tierra se la tragara.

— Profesor, está siendo injusto. Willow no ha hecho nada. – bramó Luz.

— Está vez te excediste, Boscha. – habló Amity Blight con altura, defendiendo a su amiga recientemente recuperada.

La chica de los tres ojos se encogió de hombros. Bien en el fondo, lo sabía. Había maltratado a Willow más de la cuenta. Pero eso no iba a impedir que se siguiera burlando de la casi-bruja. Tenía que aparentar ante los demás estudiantes. Aún si se sentía mal por ello.

Luz salió corriendo en busca de su amiga.

— Willow espera! – la siguió hasta el baño.

Allí la casi-bruja, digo, Willow, se encontraba intentando limpiar su uniforme. No dejaban de caerle lágrimas.

— Willow...

— ¡¿Qué quieres Luz?! – gritó destrozada. – ¿Vas a decirme que todo va a estar bien? ¿Que no me frustre? Mírame! Nunca me dejará en paz! – cayó de rodillas sin dejar de temblar.

Luz se arrodilló a su lado y la rodeó con sus brazos, sin importarle que su uniforme se manchara también.

— Lo siento, Willow... Tienes razón. – la consoló. – no debí presionarte.

— Me fastidió todo el día. – sollozó contra el hombro de su amiga humana. – todo el día. ¿Cuando se va a terminar? – lloró como una niña pequeña. Con sufrimiento emocional en cada lágrima.

Detrás de la puerta del baño, Boscha mordió con fuerza su labio inferior. ¿Cuando se iba a terminar... ese agonizante dolor que sentía en el pecho?

XXX

Luego de esa terrible jornada escolar, Willow regresó llorando a su casa. Estaba tan angustiada que le costaba respirar. Boscha era demasiado, la oprimía demasiado, le aterraba demasiado. El corazón le latía demasiado fuerte y rápido. No podía tranquilizarse.

— Willow, cielo? – su padre de tez clara se preocupó al verla llegar así. – ¿Qué pasó? – se acercó a ella.

Willow solo pudo abrazarlo y largarse a llorar descontroladamente.

— Papá, por favor, no me obligues a volver a la escuela. – sollozó.

Su padre vio lo que le habían escrito en la frente a su hija.

Willow se pasó el resto del día y noche llorando en su habitación. Escondida en su cama, con la cara enterrada en la almohada.

"Te odio" Boschlow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora