Capítulo 15

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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene demasiado Boschlow. Demasiado romance adolescente, cuddles y demás...
No es apto para diabéticos.

Capítulo 15:
"Boschlow; parte 1"


— Willow, te amo.

Sus ojos grises brillaban y sus colores cálidos resplandecían bajo la luz del atardecer. El cielo dorado y el clima perfecto. Estaban enfrentadas la una o a otra. Boscha apegaba sus cuerpos con la mano puesta en su cintura. Ejerciendo fuerza, para atraerla y que no se fuera nunca. La otra mano reposaba dulcemente en su rostro.
Era un momento magnífico, acompañado por las profundas y significativas palabras de Boscha.
Willow estaba de pie, ahí, quieta. Quería que siguiera, que ese momento nunca se detuviera. Ambas comenzaron a acercarse un poco más. Un beso que ambas ansiaban para coronar su felicidad. Willow cerró sus ojos, separó apenas sus labios, esperando ese contacto.

— Ah... Wi-Willow... – dijo con dificultad.

Dejó de sentir el calor que le brindaba la luz del sol y pasó a sentir un frío desgarrador.

La brujita abrió sus ojos, asustada. Boscha ya no la sostenía. Era Willow quién lo hacía. Boscha estaba sin fuerzas, desmoronada, con el mentón reposando en el hombro de Willow. Hilos de sangre caían de su boca.

— ¿Qué? – fue lo único que alcanzó a preguntar. – ¿Qué te sucede?

— Ya lo sabes... – tosió – Willow, me estoy muriendo.

Sus ojos se inundaron. A la distancia vio una enorme figura negra, una sombra. La reconoció enseguida, era el Señor Maschemist. Alzó su mano y enredó sus dedos entre los mechones magenta de Boscha. Comenzó a llorar con el cuerpo de la chica que amaba en brazos. La sombra se fue. ¿Por qué? ¿Por qué no hizo nada cuándo todavía había tiempo? ¡Ella sabía! Ella sabía lo que Boscha estaba sufriendo y no hizo nada. NADA. Y ahora era tarde... Su propio padre la había matado y ella nunca le había podido decir que la amaba.
Boscha, Boscha, Boscha... Su nombre resonaba cómo un eco en su cabeza. Era un dolor tan profundo y desgarrador. Boscha. Boscha. Boscha. Le caían lágrimas de arrepentimiento. Boscha.

— Willow!

Oyó el grito, abrió los ojos.

— Willow, ¿Qué te sucede, estás bien?

Reconoció su habitación y a la chica que tenía en frente. Boscha tenía ambas manos en sus hombros, cómo si hubiese estado intentando despertarla. Las luces estaban apagadas. Era de noche. La escasa luz platinada provenía de la luna que se veía a través de su ventana.

— ¿Qué pasó? – preguntó adormilada. No entendía la situación.

— No lo sé. Comenzaste a gritarme. No dejabas de llamarme.

Boscha estaba sentada a un lado de la cama. Tenía una remera blanca y una sudadera mostaza. Vestía unos elepants amarillos y negros.
Por otro lado, ella se encontraba recostada en la cama, sudando una inmensa remera verde con flores de pijama.

— Lo siento... – se sentó con dificultad. Se frotó sus ojos con los dorsos de sus manos. Lo hizo con la intención de despertarse.

— No te disculpes. Ten. – le ofreció un vaso de agua.

Willow quiso agarrarlo, pero su mano no dejaba de temblar.

— Tranquila... – le susurró. Se estiró y le depositó un beso en la mejilla. – No sé que fue lo que soñaste, pero fue solo eso, un sueño. Estás a salvo ahora.

El leve recuerdo de su sueño volvió a su mente. Se volvió a llenar de amargura. Sollozó, agachando la mirada.

— Park... – para Boscha la situación era un poco complicada. Willow estaba llorando. ¿Qué debía hacer? No tenía idea. ¿Le decía que todo iba a estar bien? Pero ni siquiera sabía que era lo que estaba mal. ¿Y si la acariciaba? Nono, mala idea. Normalmente Willow se asustaba cada vez que intentaba ponerle una mano encima. ¿La besaba otra vez? No, no podía hacer eso. Quedaría muy raro y fuera de contexto. ¿Qué rayos debía hacer? – Eh? – la respuesta llegó por si sola. Willow se abalanzó sobre ella. La rodeó con sus brazos y escondió el rostro en su pecho. Tardó un poco en reaccionar, pues la había tomado por sorpresa. Casi se le cae el vaso con agua, el cuál volvió a dejar sobre la mesita de luz para evitar derrames. Le acarició el cabello con su mano rosada. Claro que Boscha aún no era muy buena en eso de los abrazos, afectos y demás. Pero aún así se estaba esforzando, le encantaba ver cómo Willow se refugiaba en ella. Era demasiado adorable.

"Te odio" Boschlow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora