"Te odio" Boschlow

Capítulo 17

Capítulo 17:
"El viejo trío"

Abrió un ojo. Sintió las cálidas respiraciones de la triclope contra su cuello. Era la primera vez que se despertaba antes que Boscha. No pudo evitar acariciarle el cabello, colocándole el flequillo magenta detrás de la oreja.

— Si Willow... Lo que sea... Lo que tú quieras... – murmuró dormida, apegándose más a la brujita que estaba recostada a su lado.

Las palabras de Boscha le causaron ternura. No pudo evitar reír.
Besó su cabeza.

La capitana de grudgby abrió un ojo, el único sano.

— ¿Willow? – musitó.

— Aquí estoy. – sonrió.

Boscha se sintió mucho mejor al instante en el que escuchó aquello. Se movió entré las sábanas y frazadas hasta situarse sobre Willow. Se sentó sobre su monte de venus y bostezó, estirando sus brazos hacía arriba.

Las mejillas de Willow se sonrojaron. No tenía sus lentes, no podía ver con nitidez. Pero aún así distinguía perfectamente la silueta de su deportista.

Volvió a recostarse sobre Willow, apoyando la cabeza en su pecho. Rodeándola con sus brazos y piernas como si se tratase de un peluche.

Willow tragó en seco. ¿Qué estaba pasando? No sabía que Boscha realmente podía ser así de cariñosa. Era demasiado, demasiado para procesar. Era tan tierna mientras se acurrucaba. Quería abrazarla y llenarla de besitos. Pero en cuanto puso sus manos sobre la espalda de la heredera, con la intención de darle un buen abrazo, la misma saltó de dolor. Cómo cuando un gato se asusta y se encurva. Quedó sobre Willow, nuevamente recargada sobre sus brazos, expresando el dolor con sus ojos fuertemente cerrados.

— ¡Lo siento! ¿Te lastimé? No quise hacerlo.

El semblante de la triclope reflejaba la más fuerte agonía. Ojos cerrados, ceño fruncido, mandíbula tensa. Willow alzó su mano para acariciar su mejilla.

— Descuida. – masculló – no es nada. – bajó para besar la frente de Willow.

— ¿Te lastimaste la espalda? – interrogó.

— No, solo estoy un poco contracturada.

La puerta se abrió.

— Wouw, así las quería encontrar, tórtolas. – habló la dueña del cuarto. – Por favor cambien las sábanas.

El rostro de Willow se volvió del color del cabello de Boscha.

— Tsk, no seas idiota. – gruñó, removiendose de encima de la brujita de las plantas.

— Te traje la poción que me pediste. – le dejó un frasco con un líquido celeste sobre el escritorio. – Y vine a avisarles que el desayuno está listo. – les guiñó un ojo. Cerró la puerta al retirarse.

Boscha se sentó al borde la cama, dejando escapar un suspiro. Sus pies tocaron el piso congelado.

— Debo ir al baño.

— ¿Te sientes un poco mejor? – preguntó, sentándose a su lado.

— Como nueva. – le sonrió.

Tenía su cepillo de dientes en la mochila, fue al baño a lavarselos. Se ató su cabello suelto en su característico rodete. Escupió la pasta dental en el lavabo. Llamó su atención el color rojizo. Vió sangre mezclada con el dentífrico.
Suspiró mientras se enjuagaba. Se mojó el rostro para despertarse.

Se quitó la remera con cuidado. La tela se había pegado al tejido cicatrizado.

— Ahg... – carraspeó.