No puedo menos, y me hecho reír a carcajadas como si acabarán de decirme el mejor chiste de toda mi vida. Estoy nerviosa y mucho, y eso hace que mi risa se vea un poco histérica, completamente fuera de lugar. Sobre todo por la manera en la que me ve Darío; ceñudo y serio.Bien, no es gracioso. Esto es aterrador.
Dejo de reír y me aclaro la garganta.—¿Es otra tonta broma tuya?
—¿Otra tonta broma? ¿Te hecho alguna broma antes?
Me quedo en silencio.
—Es que es absurdo— admito.
—No lo es— me dice él mirándome a los ojos.
Suspira con hastío.
—Por favor, come— me dice.
Observo mi plato, ni siquiera sé lo que tengo en frente, creo que son verduras bien cortadas y colocadas de una forma elegante y sofisticada. No me gusta la comida rápida, pero nunca entenderé que demonios es lo que comen los ricos.
—No tengo hambre— digo.
Me doy cuenta de que decirle eso es malo, porque sus ojos claros se ensombrecen, al igual que su mirada.
—Por favor América, si hay algo que no tolero es esto; que rechacen la comida.
No sé qué reacción realizar al respecto. Tiene razón rechazar un plato de comida está muy mal. Hay niños ahí fuera que no tienen uno y darían su vida por comer un plato como el que ahora yo tengo en frente. Yo misma de pequeña y ahora mismo, he pasado hambre por no tener suficiente dinero para comer como es adecuado.
¡Pero vamos! Me encuentro en una situación que no es normal, y mi estómago se ha cerrado al completo.
—¿Qué es lo que comemos?— pregunto tomando uno de los tres tenedores que tengo en frente.
Me pregunto para que servirá cada tenedor, sólo conozco uno ¿Y los otros que estúpida función cumplen?
—Ensalada de camarón— responde.
Odio los crustáceos. Todo aquello que viene del mar y se come, lo detesto. Lo remuevo un poco, pero se me hace imposible de comer. Por más aspecto bonito que tenga y lo mucho que salga, no me gusta.
Pasan unos segundos en los que yo remuevo mi ensalada, Darío me observa mientras bebe de su copa de champagne, y ninguno de los dos dice nada.
Mi cabeza no logra concentrarse en lo que debe, puesto que quiero más detalles sobre esa locura que Darío me ha propuesto. Y mientras más pasa el tiempo, más nerviosa me encuentro. Necesito que hable, y que lo haga ya.
—¿A qué te refieres con que me darás a cambio una nueva vida?— pregunto por fin.
Mis ojos marrones y ordinarios ven fijo a los suyos, a la espera.
—Sabía que te morías por saber— dice galante.
Corro la mirada y respiro. No quiero que se haga el galán conmigo, quiero que sea preciso en lo que está buscando.
—Normal. Porque esto— digo señalándonos a nosotros y al entorno—, es insólito.
La seriedad de Darío se marcha de su rostro, cuando poco a poco va mostrando una sonrisa, hasta que se echa a reír.
—No sé qué es lo que te parece “insólito”. Acabo de ofrecerte algo, a cambio de recibir a su vez algo de ti. Míralo como si fuera un negocio.
—Es que es ese el problema. Si lo que me estás ofreciendo es un estúpido y cochino negocio de prostitución…
Darío alza la mano en una clara petición para que ya no siga hablando.
![](https://img.wattpad.com/cover/240885326-288-k903095.jpg)
ESTÁS LEYENDO
¿Qué necesitas?
Teen FictionDarío D'Angelo, apuesto, millonario y generoso. Era un hombre con muchas virtudes, y unas costumbres un poco raras. América, era una jovencita desdichada, que tuvo la suerte de ser vista entre tantas mujeres y ser elegida por Darío. Pero... ¿Ser ele...