Se me para el mundo cuando lo veo, de pie en mi puerta, tan atractivo como siempre. Un hombre mayor, que inspira seguridad, el tipo de hombre que en mi vida imaginé que me hablaría siquiera.
Solo algo estúpido puedo hacer en este momento. Sin poder pensar con claridad, y lo que mi mente toda tonta me lleva a hacer, es cerrar la puerta rápidamente. Por supuesto Darío pone el pie, impidiendo que lo deje afuera, abriendo la puerta y evitando que la pueda cerrar.
Suelto la puerta, me alejo dos pasos y el ingresa; viéndome a los ojos, tan fijo que su mirada me quema, me inhibe, volviéndome tan chiquitita, que sólo quiero escapar de la situación. Ni siquiera sé cuál es la situación, pero tenerlo tan cerca y estar a solas, no puede traer ninguna situación que pueda considerarse como buena.
—¿A qué has venido?— inquiero, sin ocultar la molestia en mi voz.
—¿A dónde ibas?— pregunta él, siguiendo mi cuerpo con su mirada.
Me pone nerviosa, pero lo disimulo. Se nota que salgo, y por la vestimenta, se nota que no es al mercado a comprar.
—Salía ¿tengo prohibido hacerlo?
Entrecierra los ojos y camina hacia a mí, quedándose tan cerca que su perfume se siente exquisitamente.
—Puedes salir, pero sabes que hay reglas.
—Ya no hay reglas, fuiste el primero en romperlas— espeto.
Ruedo los ojos, y lo hago a un lado para pasar, su mano sujeta mi brazo, y me hace voltear con fuerza, de una manera avasallante que casi caigo encima de él. Su boca y la mía ahora se encuentran a solo centímetros. Por favor, no me pongas esto más difícil.
Puedo sentir su respiración.
—No pienso dejarte ir esta noche América— me dice, acariciándome el rostro, tan cerca de besarme.
Y no quiero correr a un costado mi rostro, porque por dentro de mí también quiero besarlo.
Mi celular comienza a sonar en la cartera, eso me hace entrar en alerta, desvío mi mirada hacía el bolso que llevo colgado.
—Cancela— me ordena.
Niego. ¿Cómo sabe?
—No voy a cancelar sólo porque tú me lo ordenes, no recibo ordenes de ti.
Me tiembla la voz y no parezco convincente.
—Te he dicho que no me gusta compartir.
—Tampoco me gusta compartir— replico mirándolo firmemente.
Quiero que vea que me ha hecho enfadar.
Una sonrisa asoma sus labios. Acerca su rostro a mi cuello, y deja un beso húmedo allí, que me hace volar alto y sentir que no podré ser fuerte esta noche. Mandaré mi orgullo al diablo. Lo presiento.
—No me compartes con nadie—dice el muy descarado.
—¿Y Polina?— pregunto con intensión.
—Polina no es nada para mí.
—No soy tonta, no vas a elegirme.
Decirlo me destruye.
—Dame tiempo.
—No— intento apartarlo de mí, mi teléfono vuelve a sonar—, debo responder.
—Ya te he dicho lo que debes hacer, cancela y quédate conmigo. Es lo que realmente quieres hacer.
Se aparta de mí y me observa desafiante, ha descubierto lo que pasa por mi cabeza, y sabe que no tengo poder de resistencia.
Ahora el celular suena de manera incesante en mi bolso.
![](https://img.wattpad.com/cover/240885326-288-k903095.jpg)
ESTÁS LEYENDO
¿Qué necesitas?
Teen FictionDarío D'Angelo, apuesto, millonario y generoso. Era un hombre con muchas virtudes, y unas costumbres un poco raras. América, era una jovencita desdichada, que tuvo la suerte de ser vista entre tantas mujeres y ser elegida por Darío. Pero... ¿Ser ele...