Capítulo 54

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Dicen que el salón principal en donde  se llevan a cabo las reuniones está lleno, que todos los que trabajan en la agencia están allí presentes. Todos están preguntándose a que se debe la reunión, estipulan que se debe al desfile próximo de fin de año, puesto que será algo grande. Polina también está allí, creyendo que es invencible, desde su lugar de prometida de Darío se cree la dueña de todo.

—Estoy que me muero por verle la cara a esa tipa cuando se entere que Darío y tú se casarán—exclama Ariel a unos pasos míos.

Me encanta eso de la amistad. Polina no le ha hecho nada él, ni siquiera la conoce, pero es la mujer que convierte mi vida en un calvario desde que apareció, por ende la odia, porque no importa que no le haya hecho nada a él, me lo ha hecho a mí y para un amigo leal eso es suficiente.

Ariel y yos hallamos rezagados en la oficina de Marcus, a la espera de que Darío venga por mí para ingresar al salón. Iremos tomados de la mano, luciendo juntos, ante la mirada de toda la agencia. Será sin  duda el momento más épico de toda mi vida.

Yo sonrío ante el comentario de mi amigo  y vuelvo a mirarme en el espejo por novena vez. Darío me eligió para esta ocasión un vestido rojo que es impresionante, realza mi figura, mi tez  y me hace lucir casi tan inalcanzable como cualquier otra modelo de la agencia.

¿Quién es esa mujer que veo en el espejo? A veces no puedo reconocerme debido a lo mucho que mi apariencia cambió. Y pensar que  sólo necesitaba dinero y que alguien confiase en mí.

Las puertas de la oficina se abren y doy un respingo creyendo que es Darío y que  llegó el momento, pero no; se trata de Ana y Sofía.

Sí, no podía dejar que mis mejores amigos se perdieran este momento, no me perdonarían nunca en la vida.

—¡Dios mío, estás bellísima!— exclama Ana.

—Es alucinante, sólo pedirá tu mano y tu vestido ya es un sueño, no quiero imaginarme cómo será el vestido  de boda— añade Sofía—, tu vida es lo que toda chica desearía.

Ambas se acercan  a mí y me abrazan.

—Estoy tan nerviosa, el momento llegó muy rápido— admito.

—Deja de ser mal agradecida y gózalo— me reta Sofía— En tu lugar estaría riendo a carcajadas y agradeciendo al de arriba por haber puesto semejante hombre en mi camino.

—Es verdad América, por favor, nada de pensamientos intrusivos, este es tu día no te boicotees— me pide Ariel.

—Okey, okey—digo respirando hondo, alisando mi vestido y forzando una sonrisa— ¿Qué tal todo afuera?

Ariel pone los ojos en blanco.

—Si ya te lo dije hace diez minutos— protesta mi mejor amigo.

Sofía ríe pero procede a parlotear.

—Llenísimo de gente, todos muy elegantes, están las modelos, está la perra de Polina y la otra mosca muerta de Lucia, no te das una idea del festín que me haré al ver las caras de esas serpientes.

De sólo pensarlo muero de nervios. Y no quiero mentir, también un poco de satisfacción.

—También quiero ver eso, pero ahora tengo un poco de miedo…

—¿Miedo? Reina, serás la prometida de un multimillonario, lo último que debes tener es miedo.

-—Tú relájate, todo saldrá bien porque lo mereces y porque Darío y tú de verdad se aman—me alienta Ana, siendo de los tres la más dulce a la hora de elegir las palabras para hablarme.

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