Después de varios días de prometerle a mi mejor amigo que iría a verlo para contarle las últimas novedades que hay en mi vida, finalmente cumplí mi promesa. Ahora me encuentro sentada en el sofá del living de su apartamento, como muchas veces antes he estado, pero siento que hoy es distinto, siento que esta vez tengo tanto para contar que no alcanzarán las tres horas que pienso quedarme.
—América Ríos, quiero una explicación ya mismo, me dijiste que vendrías a verme para contarme todo, absolutamente todo, y no lo has hecho. Pasaron días, y recién ahora apareces— me regaña.
Hago un puchero, mientras acepto el vaso con jugo de manzana que me ofrece, que él sabe que tanto me gusta. A pesar de estar molesto me recibe como a una reina.
—Bueno, pero no han pasado tantos días.
—Pero no viniste a verme antes, y debiste haberlo hecho.
Se cruza de brazos, mostrándose ofendido, pero sé que está fingiendo. Siempre hace lo mismo. Lo conozco. A él le encanta sobre exagerar las cosas y a mí me encanta minimizarlas.
—Lo que sucede América, te lo tendré que decir— me dice seriamente—, porque parece que te haces la tonta.
No sé si es su tono de voz o qué es, pero me hace reír.
—Tuviste tiempo para salir con las chicas de la panadería, pero no para verme a mí—me reprocha, mostrándose muy herido al respecto.
Abro la boca sorprendida.
—¿Y tú como lo sabes?—pregunto.
Quiero reír, pero también creo que tiene algo de razón.
—Vi fotos en Instagram. Además ¿Desde cuándo tienes cuenta en Instagram? ¿Y de dónde sacaste esa ropa?
Ya me parecía que se estaba tardando en preguntar sobre la ropa, el maquillaje, el cabello, y todo lo demás.
Ignoro su última pregunta y saco mi nuevo celular para ver las fotos.
—¿¡Y de dónde salió ese celular!?— exclama.
Hago una mueca.
—No subí yo las fotos, ni siquiera sé cómo se maneja esto.
Ariel hace un aspaviento con las manos, y sutilmente me quita mi nuevo celular para poder inspeccionarlo por sí mismo.
A todo el mundo le deja pasmado mi celular, ¿de verdad es tan bueno?
—Sé que tú no subiste las fotos, las subió tu amiga, Sofía. Pero te etiquetó en ellas y te mencionó en unas historias— dice mientras lo veo toquetear muy cómodamente el táctil del celular— ¿¡Ves!? Aquí están.
—No sé manejar eso, ya te lo dije. Ni siquiera sabía que las había subido.
Ariel aparta la mirada del aparato.
—Pareces mi abuela, América. Es increíble todo lo que te has perdido por estar de novia con Alexis.
Es tan cierto, que tuviera redes sociales a él no le gustaba y como soy una estúpida, jamás le cuestioné. No quería acabar discutiendo, la vida que llevaba ya era demasiado estresante, y sumarle una pelea más, por algo tan simple como las redes, me parecía innecesario. Pero ahora, pensando mejor, era muy necesario empezar la pelea. No sólo hubiese sido una sosa pelea por las redes, hubiese sido la pelea por mis derechos y mi libertad. La libertad de decidir por misma que cosas que quiero en mi vida y que cosas no.
Dios, ahora me doy cuenta lo estúpida que fui.
—Bueno, tienes que poner una foto de perfil. Y obviamente seguirme— me dice mientras toquetea todo el celular, sin que yo vea nada de lo que hace.
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¿Qué necesitas?
Teen FictionDarío D'Angelo, apuesto, millonario y generoso. Era un hombre con muchas virtudes, y unas costumbres un poco raras. América, era una jovencita desdichada, que tuvo la suerte de ser vista entre tantas mujeres y ser elegida por Darío. Pero... ¿Ser ele...