Espero que esté bien.
Usted, hijo. Usted, padre. Usted, hombre. Usted, persona. Usted, humano...
Espero que esté satisfecho consigo.
Porque no hay nada más, no existe más que le concierna a su existencia que el propio ser.
Mirando hacia el fondo no está el abismo,
Está usted.
Así que, ¿está bien?
¿Está satisfecho consigo mismo?
Espero que sea capaz de mirarse sin desviar la mirada, sin sentir miedo o vergüenza.
Porque, siendo honestos, sólo hay alguien al que no le quiere mentir.
Vivimos gastando respiración en asuntos que se resuelven con un mínimo de conciencia,
Desviamos las verdaderas preguntas con excusas banales que sólo otro necio creería.
El verdadero asunto no le concierne al aire, y la verdadera pregunta no la responde el mundo.
De modo que, distinguido humano,
Permítame entrometerme en su calmado silencio, déjeme romper un par de jarrones.
Es que debe despertar.
¿Ya está ordenando el desastre de su mente?
¿Es capaz de mirar hacia dentro y estrechar su mano con aquel que vive al fondo?
El tiempo apremia humano, no deje que los días se le escapen,
Porque, tarde o temprano, llegará el momento.
Usted lo sabe.
No habrá preocupaciones, ni obligaciones, ni compromisos, ni excusas.
Sólo estará usted, consigo.
Y en ese momento inhalará el paraíso o se quemará en su infierno.
No podrá escapar, nadie huye de su propia piel.
Así que, habiendo hecho ya mi parte al nombrar lo innombrable,
Espero que esté bien.
Lidyce R.M.