Jamás entenderé tu inseguridad.
¿Cómo alguien como tú podría dudar de sí mismo?
Si eres tan dulce... Ni siquiera te esfuerzas en serlo, ya es propio de ti. Tu voz bien podría ser mi melodía predilecta, aquellos tonos que salen de tus labios son dignos de ejecuciones maestras.
Y ya que hablamos de tus labios... Querido, eres poseedor de las sonrisas más bellas y encantadoras que he visto. Siento que el mundo entero se desmorona con sólo verlas.
Si vieras lo que yo...
¿Cómo podría no quererte?
De sólo pensar en tu elocuencia mi alma se exalta, recordar tus palabras, tus gestos, tu inteligencia, tu astucia...Me quitas la respiración.
Tu presencia es tal que tu nombre solo despierta mi ser entero. Eso provocas, eso ameritas.
De seguir escribiendo de ti tendría que asumir la culpa de lo que le suceda a mi corazón, porque podría escapar de su sitio en cualquier instante.
Encantas.
Me encantas.
Lidyce R. M.