Supongo que uno lo sabe.
Simplemente lo sientes, eres diferente.
No es como si se necesitara de una prueba o de un diagnóstico. Sólo con ver a las demás personas lo sabes, no eres como ellos.
Y tratas de encajar, tratas de formar parte de ese extraño grupo de personas que son felices entre sí, aún cuando tus pensamientos conocen que su comportamiento... Es irracional.
Entonces cambias, porque aunque te resistas sabes que en tu mente sólo hay un deseo: Ser normal, ver el mundo como los demás, sentir como lo haría cualquier persona.Bueno, eso fue más de un deseo, pero así somos, ¿no? Diferentes.
Únicos en varios sentidos. Seres con capacidades deslumbrantes y ambiciones incomprensibles.
Tan excéntricos que nos da miedo no encontrar sitio o persona con la cual coincidir, nos da terror la idea de que en algún momento terminemos solos... Pero uno es tan orgulloso que lo niega incluso en completa soledad, cuando sólo se tiene como testigo al silencio.Y eso sucede, pasa muchas veces y en varias ocasiones... Llegan momentos en los que sucumbimos a la idea de que mantenernos al margen es la mejor opción.
Pero, ¿Saben lo interesante de estas personas?
Son tercas, obstinadas.
Observan a su alrededor, miran a ese grupo de personas normales y felices, llenas de ilusiones vanas o expectativas bajas y dicen:Al diablo, no soy como ellos.
Y entonces ya no importa, cada persona que pasa se convierte en parte del paisaje que admiras, que juegas, que vives.
Porque sabes que eres diferente, que no necesitas de pruebas ni diagnósticos.
Porque lo sientes, porque reconoces la dichosa sensación de querer y poder comerte al mundo.Porque lo sabes, el mundo es tuyo.
Y... ¿Soledad?
Créeme, hay mucha gente rara y brillante escondiéndose entre los grupos normales, tratando aún de negar el brillo de su existencia.Entonces,
¿Perteneces a los escondidos?Tú lo sabes, no eres como ellos.
¿Te atreves a salir?Lidyce R. M.