Tú, que duermes a mi lado y sientes mi respiración,
Háblame de magia.
Exterioriza lo que tu mente cósmica guarda,
Explota nuestro techo de posibilidades inalcanzables,
Pide un sueño que no se pueda realizar.
Tú, que compartes mi pensamiento errante por momentos,
Explícame la lógica de lo irracional,
Entrégame vacíos dentro de nuestra existencia,
Dibuja en las paredes trazos que nadie pueda entender.
Tú, que armonizas el latido de un corazón ansioso,
Dispara al aire conclusiones descabelladas,
Susurra gritos que derrumben la normalidad,
Llena estos minutos de destellos al azar.
Tú, que rondas en el aire y te desvaneces con el viento,
Enciende la necesidad por cuestionar mis conceptos,
Impulsa una creatividad que desencadene en locura,
Promete un cielo que no se pueda observar,
Sentencia que dormir no es la única forma de soñar.
Tú, que consientes mis disparates con ojos atentos,
Háblame de aquello que perturba tu mente,
Sonríe mientras compones himnos para una guerra inexistente,
Déjame mirar cómo tus manos se mueven con gracia en el aire.
Tú, que comprendes el infinito de mi sonrisa,
Mírame con ese par de infinitos impecables,
Permíteme a mí, sin voz alguna explicarte,
Que ni todo el mundo,
Ni toda la vida,
Me bastarán para amarte.
Lidyce R.M.
