Voy tras una niña que se adentra en el bosque.
¿Por qué desearía ella entrar ahí?
Está oscuro, no hay estrellas.
Y hace frío.
... No quiero estar aquí.
Quiero regresar a mi cuarto.
Si, de hecho, ya debería estar allá.
Entonces,
¿Por qué razón voy desesperada a por la niña?
Es tan pequeña, tan alegre, tan ingenua.
Corre hacia la oscuridad como si lo hiciera de toda la vida.
Puedo oírla reír mientras se quita sus zapatitos brillantes.
¡¿Por qué lo hace?!
Grito su nombre una y otra vez,
Aún sabiendo que no me escucha.
Nunca lo hace.
El viento sopla y esa maldita música suena.
Los árboles danzan acorde a la melodía.
Y la niña se ríe y corre.
Se me escapa de las manos.
Las lágrimas de un pasado nublan mi vista.
Y aunque eso no me impide seguirla, me duelen.
Tengo que alcanzarla antes de que suceda.
Corro.
Corre.
Se adentra y sigue cruzando el bosque como si lo hiciera de toda la vida.
Sus atuendos se dejan caer, ahora sólo está ella.
Riendo, disfrutando, corriendo.
Tengo miedo.
No puedo permitir que le pase algo.
Es tan pequeña, tan alegre, tan ingenua.
Es tan ciega como sus sueños lo permiten.
Por eso la persigo,
Por eso quiero alcanzarla.
No quiero que caiga en la realidad.
Aquella niña merece soñar.
Sólo necesito alcanzarla...
Lidyce R.M.