¿Le parece si jugamos?
Algo simple, nada complicado.
Prometo que será de su agrado.
O tal vez, quizás, no lo sea tanto.
Su corazón le entregará a mi mano.
Haré yo lo que quiera, sin ser juzgado.
Le daré amor, no eso no debe estar preocupado.
Y si me complace usted como yo lo hago.
Le aseguro que tendremos un trato.
Será usted feliz, delo por sentado.
Tanto que pensará de mí como un mago.
Preguntará, ¿Por qué de usted estoy encantado?
Porque, amigo mío, de mí se habrá enamorado.
Es sólo que...
Hay un detalle del cual se ha olvidado.
Una parte esencial de nuestro contrato.
Y es que no me podré seguir quedando.
Porque, tal y como he detallado.
Usted y yo sólo estábamos jugando.
Lidyce R.M.