Necesito.
Si, eso.
Necesito que alguien me diga lo que no deseo escuchar.
Ya la voz dentro de mi cabeza no es convincente, ni me genera la tranquilidad que busco.
Necesito a una persona.
A alguien con calor en su presencia y en su tacto.
Porque es lo que más quiero en este momento.
Un abrazo con el calor que tanto imploro, y que con su voz serena quebrante los pensamientos que tanto me atormentan.
Que me diga que no soy despreciable,.
Que equivocarse no está mal.
Que merezco perdón.
Que me diga que deje de autodestruirme.
Que se enoje sin previo aviso y aclare de una vez por todas lo que mis sentimientos a flor de piel no quieren oír.
Que logre destruir este odio que tiene mi mente hacia mi alma.
Que haga que llore,
Que desee golpear lo que sea a mi alrededor,
Que grite sin miedo a ser escuchada y juzgada.
Necesito que, a pesar de todo el daño que pueda hacerle, decida quedarse sólo para descubrir a una chica destruida por sus pensamientos.
Y entonces, cuando eso suceda,
Quiero un abrazo.
El más fuerte que puedan darme.
Sin importar que golpee mil veces su cuerpo, porque será cuando más agradecida esté del encierro.
Mis párpados se llenarán con lágrimas de dolor, furia, impotencia y contradicción.
Porque odio ser vista de esa forma, pero lo necesito tanto que no dejaré de llorar, golpear y gritar.
Finalmente, cuando todo acabe y el cansancio me impida seguir lastimándonos, me quedaré dormida en los brazos de aquella persona que me habrá salvado la vida.
Eso es lo único que necesito.
Lidyce R.M.
