Debería cansarme de escribirte cada vez que pueda.
Ojalá me aburriera tu presencia y detestara tu personalidad,
Desearía poder cansarme de ti.
Pero la verdad es tan distinta a los deseos.
Te extraño, y no puedo verte,
Te quiero, y no sé si siquiera pienses en mí,
Te necesito, y nunca estarás aquí como anhelara.
Pero cariño, no importa.
Te seguiré extrañando,
Te seguiré queriendo,
Te seguiré necesitando,
Porque, aunque tú no, yo sí quiero estar allí para ti.
...
Me gustaría que, al menos hoy,
Tan sólo esta noche,
Te acuerdes de mí,
Que salgas de tu sueño, abras tus ojos
Y me pienses.
Me encantaría que entre el silencio de la noche se alcance a oír tu voz diciendo mi nombre,
Sólo una vez, y que el eco haga su trabajo.
Y aunque no me guste verte triste,
Me gustaría, tal vez,
Que aunque sea esta noche,
Una lágrima salga de tus pupilas,
Haciendo que recuerdes
A esta masoquista.
Lidyce R.M.
