Se escucha la voz de un ser que ya no existe,
Y resuenan melodías que jamás volverán a tocarse.
Una mente ilusionada se aferra a una esperanza utópica,
Y un corazón destrozado late como si fuera a ser escuchado.
¿Hasta qué punto es legal aferrarse a un imposible?
¿Hasta qué punto es válido sostener un inestable?
"Feliz, pero no a ratos"
Existe una delgada línea entre el amor y la necedad.
A veces el veneno es el precioso néctar,
Y a veces el acto de amor es el corte insípido.
La teoría se trata de ciencia,
Aún así, con todo el conocimiento obtenido,
Nunca se está preparado para contradecir al sentimiento.
La última palabra la tiene sólo el carácter,
El escurridizo sentido de la honestidad,
Y los labios ya secos de esperanza.
Así que, con todo lo dicho,
Sólo resta preguntar:
¿Hasta qué punto es correcto aplazar lo inevitable?
Lidyce R.M.