•CAPÍTULO 2•

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ARRIBADA A LOS ÁNGELES

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ARRIBADA A LOS ÁNGELES

Acabo de aterrizar, todo aquí es hermoso, decir que estoy emocionada es totalmente poco, aunque debo admitir que también tengo miedo, miedo a lo desconocido.

Tomo un taxi y me dirijo a la residencia de la universidad, al llegar quedo enamorada de las grandes instalaciones, es perfecto el lugar, entro y busco el número de mi habitación, es la B18, abro la puerta y lo primero que veo es una pareja heterosexual teniendo sexo, seguido por un asqueroso olor que quema mis fosas nazales.

Carajos

Salgo rápidamente de la habitación y me retiro, definitivamente eso no es lo que me esperaba, se supone que me haría amiga de mi compañera de habitación y seríamos mejores amigas y que después me traicionaría como en After, definitivamente la escritora de ese libro me mintió así que lo mas probable es que tampoco conozca a mi Hardin Scott. Al ya estar afuera comienza a llover.

MIERDA LO ÚNICO QUE ME FALTABA

Es que acaso nada va a ser como lo soñé, me estoy ensopando por la lluvia.

—¿Qué haces bajo la lluvia?

Levanto la vista y me encuentro con los ojos celestes de una chica rubia, es delgada pero con buen cuerpo.

—Soy nueva por aquí y la habitación es un asco —respondo.

—Ven, deja que te ayude —se aproxima a mí y toma dos de mis cuatro maletas.

—No te preocupes, no es necesario, yo me arreglaré.

—No seas terca, no me cuesta nada, y a mi criterio no durarías ni una hora sola aquí, así que vamos —toma mis maletas y comienza a caminar, la sigo y para delante de un gran auto, abre la parte trasera del coche y las guarda ahí.

Nos subimos todas mojadas al coche.

—Ahora si —habla la rubia —un gusto me llamo Andrea —me tiende su mano en forma de saludo.

—Un gusto, yo me llamo Daiana y muchas gracias por ayudarme.

—Me gusta tú nombre y de nada, la verdad te ayude por que no pareces una autentica zorra barata como todas aquí —me sorprendo por su forma de hablar, pero esta chica ya me cae bien.

—Si... Bueno ya tenía una habitación pero cuando entre mi compañera estaba teniendo sexo y había un olor que apestaba.

—Es normal y el olor probablemente era droga.

—Wow —digo impactada por la situación, no es como si no supiera de la existencia de drogas, pero si siempre me mantuve alejada de esas cosas.

Andrea me mira y se ríe —Hice bien en ayudarte, ¿De dónde eres?

—Soy de Kansas.

—Wow, el cambio horario te matara por unos días, al menos hasta que te acostumbres.

Inexplicable ConexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora