•CAPÍTULO 26•

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Al llegar a la mansión Sara me ayuda a bajar del coche, aún me encuentro algo desorientada, no se con exactitud qué hora es... Pero parece que el tiempo voló mientras tuve ese extraño trance, ya que fuera es de noche.

—Debes tomar una ducha —me habla ella tranquila, mientras me guía a la habitación.

En ese momento recuerdo que estoy olvidando algo sumamente importante —¡Rebeca! —Sara me mira sin entender —ella desapareció, debo ir a buscar a mi hermana, intento salir de la habitación.

— Dai cálmate, prometo que la encontraremos, pero primero te darás una ducha vamos.

Me encuentro con la cabeza muy aturdida, Sara me ayuda a despojarme de la ropa y en ese momento cualquier atisbo de vergüenza que podría existir en mi interior deja de existir, estoy en total confianza, Sara prepara la tina y al estar lista entro sin meditarlo mucho, me doy el lujo de analizar todo mi día y jamás en mi vida creí sentirme tan confundida.

En absoluto silencio Sara comienza a lavar mi cabello, es como si supiera que necesito mi espacio y está esperando muy pacientemente que yo vaya a ella, muchos pensamientos me atormentan, pero no puedo alejar de mi mente esos hermoso ojos azules que con tanta facilidad le dan paz a su alma, de ese extraño sueño que tuvo cuando estaba despierta, la sorprende la gran familiaridad que sintió con todo, es como si ella perteneciera a ese lugar, pero lo que más cercano sintió es el apodo "Ángel" la hace sentir un inmenso calor en el pecho ese apodo, de cierto modo hasta le recuerda a alguien pero no tiene ni el menor de los sentidos...

—Fue un largo día Sara —comienza a hablar y por fin a exteriorizar todos esos pensamientos que la están atormentando, desde su extraño sueño de anoche, hasta que se vio morir en brazos de ese hombre...

—Es algo más delicado de lo que puedas llegar a imaginar amiga —hablo con la voz de lo más serena la mujer.

—Creo que cuando encuentre a mi hermana buscaré un psicólogo, esto no es normal —al finalizar aquello, salgo de la tina y de inmediato envuelvo mi desnudo cuerpo con una toalla.

Ella suspira de forma pesada —Estoy más que segura de que un psicólogo no es la solución, pero ahora solo está en ti ir más haya o quedarte con eso Dai, decidas lo que decidas estaremos contigo... Solo intenta seguir tú corazón, el jamás se ha equivocado y no lo hará ahora —sin más me da algo de privacidad y sale de la habitación al percibir que ya me encuentro totalmente bien.

Necesito volver a Kansas y movere cielo, mar y tierra si es necesario para encontrar a mi hermana, busco unos jeans negros que tienen unos tajos en la rodilla, me coloco unos tenis negros, una blusa blanca y una chaqueta de cuero negra, ato mi cabello en una cola alta y no pongo ni una gota de maquillaje en mi rostro. Tomo una mochila y comienzo a cuadrar un poco de ropa, dinero y mi pasaporte.

Al estar lista cuelgo la mochila en mi hombro y bajo las escaleras, parece que Sara se ducho y me asombro al verla con un atuendo tan despreocupado, va vestida casi igual que yo con la única diferencia que ella lleva unos pantalones ajustados blancos y una remera negra, también va sin maquillaje y con su cabello recogido en una coleta desordenada y con alguno de sus mechones rubios sueltos.

—Vamos por tú hermana.

—Sara no es necesario que hagas esto, puedo ir sola —hablo avergonzada, aunque por dentro si necesito su presencia, tanto ella como su hermano me transmiten una paz y familiaridad imposible de explicar.

—Por supuesto que lo es, somos familia Dai, vamos —asiento y entrando a su coche vamos dejando la gran casa atrás.

Cuando estamos a pocos minutos de llegar al aeropuerto mi celular suena, una parte de mi mira con demasiada esperanza en los ojos que el nombre de Austin aparezca en la pantalla, pero no es así quién me está llamando es mi mejor amigo Jaspers, que no le sorprende en absoluto que a esta altura ya sepa lo que ocurrió con su hermana y esté tan preocupado como todos.

—Hola Jas —hablo con la voz quebrada.

—Hola preciosa —su voz suena tranquila.

—Jas, Rebeca desapareció estamos todos decesperados, ahora mismo vengo rumbo al aeropuerto, iré a Kansas —le explico rápido y siento como mis ojos empiezan a arder por las lágrimas que se acumulan por el miedo que se acumula en su pecho con miedo de que alguna desgracia haya ocurrido.

—Osita no te preocupes —su voz suena demasiado tranquila, a tan punto que me preocupa —ella se encuentra acá conmigo y está totalmente a salvó —habla como si de cualquier cosa se tratará —llegó a mi casa algo triste por lo de su embarazo, pero está bien, podrías venir aquí en vez de ir a sin sentido hasta tú casa.

—Pero... ¿Cómo es posible? —hablo sin entender.

—Tampoco lo entiendo pero te paso con ella —me dice la voz de Jas.

—Hola Dai —habla quebrada la voz de mi hermana.

—Rebe todos están muy preocupados —hablo alterada, a esta altura Sara ya detuvo el coche ya que estamos fuera del aeropuerto —¿Cómo estás? ¿Qué ocurrió? —estoy demasiado preocupada, pero ahora me encuentro bastante dolida, ella prefirió ir con mi mejor amigo antes de aquí conmigo que soy su hermana.

—Te necesito Dai por favor ven lo antes posible por mi —suena decesperada...algo malo debió ocurrir.

—Estaré ahí en poco tiempo Rebe, lo prometo.

—Te estaremos esperando, hasta dentro de unas horas —habla Jas.

—Está en New York con mi mejor amigo —le explico a Sara —no termino de entender que fue lo que ocurrió, pero debo ir.

—Vamos —habla ella segura, aunque su rostro se encuentra muy pensativo, es como si se encontrará lejos de ahí —ve por los pasajes, dejaré el auto en el estacionamiento de largo plazo.

—De acuerdo —ella se va con el auto y yo entro de forma apresurada al aeropuerto, luego de que compre los pasajes llamaré a mis padres.

Hago el trámite y cuando por fin consigo los boletos, Sara llega a mi lado, tuvimos demasiada suerte en apenas una hora salimos.

—Le avisaré a mis padres —aviso.

—Me parece bien —me apoya.

Cojo el teléfono y llamo a mi mamá, de inmediato, todos quedan mucho más tranquilos de que ella esté bien, calmo a mamá y le hago saber que ya vamos por ella y la llevaremos sana y salva a casa.

***

Tras un largo viaje llegamos a nueva York, tomamos un taxi y nos dirigimos a la dirección que Jas nos pasó, ahí se encuentra su departamento. Al llegar ni siquiera espero por Sara, salgo del taxi como alma llevada por el diablo.

—¡Espérame! —me grita Sara mientras las puertas del ascensor se cierran dejándola fuera...

No le doy importancia, al llegar al piso un extraño mal presentimiento se apodera de mi, busco el departamento y al estar ahí doy dos fuertes golpes en la puerta, de inmediato mi mejor amigo me abre y lo abrazo sin dudarlo, él no imagina lo importante que es para mí.

—Tranquila osita, ella está bien, vamos está en la habitación.

—Que suerte que la has cuidado —hablo sincera, él me sonríe —la que le espera cuándo vuelva a casa.

Llegamos a la habitación y en ese momento escucho un grito de Rebe a mis espaldas:

—¡Es un mentiroso Dai! —Jas me empuja demasiado rápido dentro de la habitación y cierra la puerta detrás de mi, mueve su mano y a la velocidad de la luz comienza a formarse un brillo azul intenso, de pronto se abre como una ventana frente de nosotros.

No sé que está pasando frente a mis ojos, la verdad no logro entender, siento que el tiempo corre a cámara lenta, él me toma del brazo y me empuja con él dentro de ese misterioso lugar, siento un golpe en la puerta a mis espaldas y logró ver a Sara.

—¡Nooo! —grita, pero cuando se intenta aproximar todo queda negro y ella desaparece de mi campo de visión.


Inexplicable ConexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora