Cautivada por la belleza y la intensidad de ese hombre, queda encantada por él desde la primera vez que lo ve, pero como todos él esconde un secreto.
Y ella no esperaba que al entrar ahí su vida diera un giro tan inesperado, lleno de secretos por de...
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PRIMERA NOCHE
Para la decepción de mi pervertida imaginación, no sucedió nada fuera de lugar en la ducha, en realidad me encontraba un poco densa, jamás me había duchado con nadie. Él se dedicó a acariciar cada parte de mi cuerpo mientras me miraba maravillado, acción que me pareció bastante tonta, ya que de seguro a tenido a mujeres mucho más lindas frente a sus ojos.
Eso es seguro querida
Estúpida conciencia, maldigo interior mente.
Jamás te librarás de mi idiota.
Ignoro esos pensamientos y me centro en el ahora.
Al salir dela ducha me coloco unos shorts de jean, una chancletas y una de mis sudaderas preferidas, es amarilla y en el medio tiene a Kevin, sí de los Minions, me va bastante grande así que cubre totalmente el shorts, cualquiera diría que soy bastante inmadura, pero para mi buena suerte la madurez no se define por la ropa, así que no le doy muchas vueltas al asunto.
No me juzguen, amo el cine de animación.
—Bonita sudadera —me mira divertido Austin.
—Lo sé —hablo pasando por alto su tono burlón —si quieres puedo conseguirte una —bromeo.
—Seguro que si, no podré dormir hasta que no tenga la mía para marcar tendencia —habla sarcástico, cuando ve que lo miro mal con las manos cruzadas en el pecho deja los ojos en blanco con diversión. —Ven te mostraré una parte de la casa que de seguro te encantará.
Sin más lo sigo, salimos de la habitación y nos dirigimos a un pasillo que no había visto del segundo piso.
—¿Me llevarás a tú cuarto rojo a lo Christian Grey? —pregunto medio en broma, medio en serio.
—Es probable, las cualidades las tengo —habla por encima de su hombro, mientras yo me quedo atónita.
De repente llegamos a dos hermosísimas puertas de madera color carmesí, se nota que son muy caras, las abre y ni siquiera sé que esperar, mi cerebro está tan en blanco que ni siquiera hace teorías de lo que puede haber del otro lado. Cuando el abre las puertas, mis ojos se iluminan y mi pecho da un brinco de alegría, simplemente no lo puedo creer.
—¿Esto es real? —pregunto con vos infantil y vuelvo a abrir la boca, sin siquiera esperar su autorización entro en la estancia, obteniendo una magnífica vista de la biblioteca más bella que eh visto en mi vida.
"El muy desgraciado tiene su propia biblioteca en su propia casa, no lo puedo creer" pienso.
—Es real y ya cambia esa cara, tampoco estás viendo la octava maravilla del mundo... Solo es una biblioteca común y corriente.
—Pues me gusta tanto este lugar que con gusto viviría por el resto de mi vida rodeada por todos estos libros.
Lo miro y lo pillo mirándome con una sonrisa, cuando noto mi mirada en la suya en seguida endureció su gesto.
