•CAPÍTULO 16•

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¿CELOS?

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¿CELOS?

Me encuentro caminando por un hermoso castillo, fuera hay un gigante y hermoso jardín lleno de plantas y flores de todos los colores.
El aire es liviano y me siento más viva que nunca, siento que este lugar es mi hogar, camino con mi largo vestido que es de un color azul aterciopelado y al acariciar mi cabeza noto que llevo puesta una corona.

Camino por un largo pasillo y todas las personas que pasan a mi lado hacen una reverencia, la verdad me da bastante gracias la situación, me muevo como si conociera el lugar como la palma de mi mano, al llegar a dos puertas muy grandes me topo de lleno con dos guardias.

—Su majestad —se inclinan —el rey la está esperando —se hacen a un lado y me abren las dos puertas, les agradezco con un asentimiento de cabeza e ingreso al lugar.

Ahí me encuentro con un hombre quién me mira y de inmediato me regala una hermosa sonrisa, la más bonita que he visto en mi vida me atrevería a decir. Nos aproximamos y nos fundimos en un gran abrazo, nos separamos apenas unos centímetros para lograr conectar nuestras miradas y tras hacerlo él acuna mi rostro con sus manos, para luego unirnos en un gran beso.

{•••}

En ese momento despierto bastante agitada y no se que hora es, miro por la ventana y aún está súper oscuro, al mirar en la mesita de noche noto que son las dos treinta de la mañana. Me giro con la esperanza de encontrar a Austin a mi lado pero con lo que me encuentro es con su lado de la cama en perfecto estado, ni siquiera se ha acostado.

“¿Debería ir a buscarlo?” pienso.

Definitivamente no lo haré, ni en sueños iré a rogarle para que venga a la cama, me doy la vuelta e intento volver a conciliar el sueño... Pero pasada media hora me doy cuenta que no puedo hacerlo, me es imposible volver a dormir, así que me levanto y decido ir a la cocina por un vaso de leche, eso suele ayudar a dormir.

Bajo las escaleras y todo está oscuro, intentando no perderme me dirijo a la cocina, al llegar abro la heladera tomo la botella de leche, la dejo en la isla y comienzo a rebuscar en los estantes hasta que encuentro un vaso, luego me sirvo la leche y me siento a beber, suspiro hondo y recuerdo mi extraño sueño aunque para ser sincera ya ni recuerdo el rostro de aquel hombre, quizás anoche comí mucho, mi madre suele decir que si te acuestas con la panza muy llena es normal tener sueños extraños o pesadillas.

Grande es el susto que me llevo cuando de repente aparece Austin a mi lado.

—Casi haces que me dé un infarto —manifiesto en voz alta con una mano en el pecho, lo miro mejor y está con un plato de galletas de chocolate con chispas de chocolate, son mis favoritas.

—No creo que infartes —habla seguro.

—Si vuelves a aparecer de repente sin emitir sonido, lo haré —le aseguro.

Inexplicable ConexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora