(Narrador Omnisciente)
— Mira Mailo, este conjunto está hermoso — Decía un emocionado Joaquín, cada que veía un traje de bebé que llamaba si atención.
La cajuela y los asientos traseros del auto estaban casi llenos, el Alfa estaba pensando seriamente en decirle a su pequeño que era suficiente por ese día.
— Cariño... — Llamó con cautela el mayor, tratado de no hacer enojar al Omega — ¿No crees que es suficiente bebé? — Joaquín al escuchar a su Alfa se volteó rápidamente y lo observó con ambas manos llenas de bolsas.
— ¿Tú crees Milo? — Joaquin no quería dejar de comprar, pero se estaba dando cuenta que si, efectivamente era mucho.
— Estoy seguro que es más que suficiente amor, aún tenemos muchos meses para poder comprar todo lo que quieras, esperemos a saber que serán y así elegimos mejor los atuendos, ¿Qué dices amor?
Joquin asintió de acuerdo y muy contento, aunque no sólo había comprado prendas para sus cachorritos, si no que él se dio el gusto de comprarse nuevas prendas y claro, uno que otro detalle a sus Hyung, amigos, familia. Decidiendo que podían comprar más cosas después, salieron de la última tienda que había llamado toda la atención del Omega, ahora en busca de un restaurante en el cual pudieran complacer a sus barrigas que pedían a gritos, un poco de comida.
Hasta ese momento Joaquín se dio cuenta que no había comido más que el sándwich que preparó, se culpo el ser tan despistado y preocuparse más por lo material que por alimentar a sus cachorritos y a él, claro que la regañada hacía su Alfa no sobró, pues le recriminó el no detener sus compras impulsivas a tiempo y que pudieran comer antes.
Al encontrar un cómodo restaurante, decidieron comer afuera y sentir la tarde fresca, ver a personas desconocidas caminar tranquilamente y sin verlos mal por tener tatuajes, por verse diferentes, o por conocer a Joaquin como un mafioso buscado.
Nadie los conocía, nadie sabía quienes eran, por esa razón se sentían libres en aque colorido y alegre pueblo, se sentían en paz con sigo mismos, se decían una y otra vez. ¿Qué pasaría si fueran ciudadanos comunes y no unos mafiosos?
Claro que sólo eran preguntas al aire, que no se atrevía a decir, puesto que sean lo que sean, no odiaban sus vidas del todo, es lo que les tocó y lo que son, no están encantados con lo que hacen, pero tampoco lo odian.
Joquin comió gustosamente todo lo que quiso, llenado así su pancita y alimentando muy bien a sus pequeños, mientras tanto el Alfa, casi se llena de sólo ver a su pequeño Minnie comer gustoso y sin fondo.
Al terminar su merecida cena, pues ya era tarde, decidieron caminar un poco más a los al rededores antes de partir de regreso a la isla.
Entrelazando sus manos, con sonrisas cálidas en sus rostros, admirando los colores y la belleza que ese pueblo regalaba, la pareja sintió la necesidad de quedarse ahí para siempre, de crear una nueva vida para ellos, de darle algo mejor a sus cachorros. Pero todo solo quedaba en imaginaciones, en anhelos, por qué aunque no lo quieran, eso no son ellos. Ellos son unos mafiosos, no son una persona común y corriente. Con aquel último pensamiento, decidieron que era momento de regresar a la isla y seguir disfrutando de su estadía en ese bello lugar, antes de regresar por completo a su país natal.
— ¿Podemos regresar cada año a este pueblo Mailo? — Preguntó el Omega, viendo cómo se alejaban cada vez más del lugar que les había encantado a ambos.
— Si amor, podemos regresar cada vez que quieras — Satisfecho por la respuesta, el menor se acomodó en su asiento, tomo la mano de su Alfa y cerró sus ojitos, queriendo descansar un poco. La fría brisa empezaba a sentirse cada vez más, pues estaban a un par de minutos de llegar a la isla, por lo que él frío empezaba a congelar al Omega que había ido con la ventana abajo todo el tiempo. Abrió sus ojitos queriendo saber que había acabado con su tranquilo sueño, al hacerlo pudo ver cómo el auto se estacionaba, ya habían llegado a la isla.
ESTÁS LEYENDO
El Omega de la Mafia
FanfictionJoaquín Bondoni un Omega que sólo pedía una vida tranquila, donde su padre no fuera un alcohólico y adicto a las apuestas. Pero aquello cambio cuando su propio padre lo cambio para deshacerse de sus problemas. Emilio Osorio un Alfa, dueño y jefe de...