(Narrador Omnisciente)
La sensación de la falta de aire, sentirte ahogado, como si tú respiración desapareciera lentamente de tu sistema era realmente aterrador.
Justo así, se sentía Emilio, pues no podía soportar la desesperación al saber que su Omega estaba en celo y no estaba con él, no podía ser él quien esté con su pequeño y ayudarlo, cuidarlo y protegerlo.
Emilio casi podía sentir lo mismo que su Omega, pero la sensación no era nada agradable, no era un calor deseado, no era un celo anhelado, era un celo que causaba terror, pánico, asco, debilidad. Esas sensaciones eran las que Joaquín sentía y eran las mismas que el Alfa estaba sintiendo, Emilio se dio cuenta que su Omega estaba en una situación delicada y vulnerable y eso no le agrado mucho.
- M-innie... - Dijo mientras sostenía fuertemente su pecho.
Se levantó del suelo, donde había estado los últimos minutos, con dificultad, trato de tomar aire y regularizar su respiración. El Alfa se sentía observado por todos y claro que lo estaba, todos estaban preocupados por su jefe y sobre todo porque sabían que Joaquín no estaba pasando por un buen momento, lo cual los mantenía mucho más preocupados y aterrados de la situación que debía estar pasando su segundo jefe al mando y ver vulnerable a su líder tampoco era nada agradable.
- N-o... Me sigan - Dijo Emilio mientras mantenía fuertemente su mano sobre su pecho y caminaba a pasos lentos hasta la salida de la mansión.
Asher tuvo la intención de seguirlo, al igual que Alejandro, pero estos fueron detenidos por el mismo Mark.
- Déjenlo, no es bueno que estén cerca de él en este momento. Puede actuar agresivo si siente otro aroma cerca, su Omega está en celo y lejos de él, no... Creo que quiera sentir otro aroma.
- Pero no sentirá el de Joaquín tampoco - Dijo un preocupado Asher.
- Puede que su mente lo cree, su lobo lo idealice y trate de controlar sus instintos - Explicó Mark.
Todos observaron como, con dificultad Emilio se alejaba de todos, saliendo de la mansión y dirigiéndose hacía la cabaña del bosque.
Por otro lado, Emilio se detuvo a mitad de camino, justo a la entrada del bosque, sosteniéndose del tronco de un árbol, regularizando su respiración y cerrando sus ojos tomando suficiente aire. El Alfa siguió su camino cuando sintió que pudo tranquilizarse lo suficiente para seguir.
Hasta que llegó a la cabaña, donde entró a punta de tropezones, malestares, náuseas, su pecho dolía, su cabeza explotaría en cualquier momento, intento llegar a la habitación, lograndolo con dificultad como hasta el momento. Sin dudar se dirigió hasta el clóset donde tomo de una caja con llave una suave y pequeña frazada amarilla de su pequeño Joaquín, que mantenía muy penetrante el aroma del Omega, era lo poco, por no decir lo único que aún mantenía el dulce aroma del amor de su vida.
Una vez lo tuvo entre sus manos, regreso a la habitación donde se dejó caer de rodillas al piso, sosteniendo una parte de su cuerpo de la cama, dejando su cabeza recostada en esta y aspirando fuertemente el olor tan delicado, dulce y delicioso de aquella frazada.
Sin darse cuenta, Emilio fue cayendo en la inconsciencia, fue entrando en un sueño que quizá le rompería el corazón o aumentaría sus deseos de salvar al amor de su vida o hasta lograr ambas.
En medio de su inconsciencia, Emilio seguía sintiendo como su pecho se compromia por el dolor, se encongia por el terror y dolor que su Omega estaba experimentando y estaba siendo trasmitido a él.
Hasta que sucedió algo que no se imaginó y fue como un alivio para él, pero al mismo tiempo, terminó por partir su corazón y alterar a su lobo.
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El Omega de la Mafia
FanfictionJoaquín Bondoni un Omega que sólo pedía una vida tranquila, donde su padre no fuera un alcohólico y adicto a las apuestas. Pero aquello cambio cuando su propio padre lo cambio para deshacerse de sus problemas. Emilio Osorio un Alfa, dueño y jefe de...