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—¿Entendiste todo?—Cameron, acababa de murmurarme el "plan secreto", que consistía ver a Alexander, sin la autorización de un doctor.

—No va a funcionar Cameron—Dije negando con la cabeza. Intentábamos algo literalmente de película.

Se que mi vida ha estado siendo como esas películas juveniles que veía cada noche, pero tampoco es para tanto.

—¿Qué pierdes con intentarlo Ellie?

Me quede pensando, lo peor que puede pasar es que me regañen y quizás me corran del hospital.

¡Ash!, ¿Qué mas da?, al final solo tengo una vida y no quiero ser recordada como alguien sin diversión.

—Esta bien Cameron—Sonreí—Sigo sin creer que esto pueda funcionar pero esta bien.

—¿Sabes con exactitud que tienes que hacer para que yo pueda sacar la silla de redas y la bata medica?

—Sí, pero soy mala actuando.

—Piénsalo así Ellie, si no sacas esos dones interiores, quizás tengas menos tiempo con Alexander de lo que ya tienes.

Agache mi cabeza.

Alexander luchaba por su vida por mi culpa, lo mínimo que puedo hacer es actuar para poder verlo aunque me meta en problemas.

Comencé a alistarme para la mejor actuación de mi vida. Es muy cliché saber que conocí a Alexander gracias a que también estaba actuando ese día.

—¿Estas lista?—Dijo Cameron observando cuidadosamente hacia la sala de enfermeros.

No, pero todo sea por ver a mi chico.

—Lista—Respondí sonriendo.

—Solo piensa que estas en una serie de Netflix y que depende de ti que la temporada dos sea mucho más exitosa que la uno.

—Te pegaste de chiquito la cabeza, ¿Verdad?—Me sorprendía la imaginación de este chico.

—Bueno pensándolo bien, mejor piensa que Chucky te esta observando y si lo haces mal, te matara.

¡Oh mierda que miedo!, debo hacerlo bien o me matara y Dios sigo siendo una miedosa.

—Tu vas primero—Dijo mirándome mientras yo respiraba profundo.—Ya sabes, te observa.

—Si si, ya cállate.

Sali del "Escondite"  en el que Cam y yo estábamos y comencé a caminar hacia la sala de enfermeros donde se encontraban cinco enfermeros.

Justo a unos pasos de haber caminado, voltee y vi a Cameron con los pulgares en alto, sonriéndome.

Era mi hora.

Esta actuación se la dedico a mis profesoras de literatura, español y teatro, que nunca me aceptaron en sus obras.

Comencé a correr la poca distancia que me quedaba a la sala y una vez cerca de la misma me abalance sobre la puerta.

—¡Ayuda!—Grité—¡Necesito ayuda!

Todos en la sala voltearon a verme.

—¡Hay un hombre muriéndose en el pasillo!—Grite—¡Ayuda!

Todos los enfermeros comenzaron a verse entre si.

Estoy muerta.

—¿Donde?—Dijo un enfermero.

—¡Síganme!—Respondí.

Todos los enfermeros en la sala comenzaron a salir para ayudarme con el hombre casi muerto. Fui la última en salir de la sala ya que comprobé que nadie se quedara adentro.

Él no me conoce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora