~55~

3K 230 56
                                    

ELLIE MÉNDEZ

Llevaba un mes con Alexander, nuestro amor incrementaba al paso de los días y por supuesto me alegraba que sus terapias marcharan bien, él estaba mas animado y los doctores nos decían que el medicamento y todas las cosas que le hacían a mi chico en el hospital, estaban resultando, si seguía teniendo buenos resultados, tal vez hasta podría vivir por más tiempo y ser felices juntos.

No sabia nada de Cristopher desde la ultima vez que nos vimos, que eso fue exactamente tres semanas, tenia curiosidad de que era de su vida, pero con las miles de actividades que hacia con Alexander, ni tiempo me daba para buscar a Cross. Me alegraba que por segunda vez me diera mi espacio, eso demostraba que en verdad había cambiado.

Y justo esta vez nos encontrábamos en una heladería, sentados y comiendo a gusto.

—¿Podrías darme de tu helado de panditas?

Alexander estaba a mi lado y me causaba risa, ya hace diez minutos que me observaba, mi teoría era que no le había gustado el sabor de su helado.

—¿Pero si tu tienes el tuyo?

Lo voltee a ver y tenía una cara de perrito regañado, sin duda amaba a este chico.

—Sí, pero sabe feo el helado de maracuyá—Hizo una mueca la cual hizo que soltara una risita—Pensé que sabría bueno porque el letrero de la vitrina decía "Maracuyá el autentico sabor a fresa", hasta tenia muy bonito el papelito ese, así que estoy triste porque no sabe a fresa.

Rei ante su mirada de decepción.

—Deberías saber que a veces puede engallar la publicidad.

—Eso es un fraude—Hizo una mueca—Lo bueno es que tengo una novia que es muy considerada y se que me compartirás de tu helado.

—Lamento decirte que ya hasta me lo acabe.

Alexander cambio rápidamente su vista al pequeño vaso que tenia en la mesa, por supuesto vacío.

—¿Pero si solo te he contado mi triste tragedia?, ¿Cuándo es que te lo acabaste?

—Justo en ese momento que hablabas, para ser sincera los helados nunca me duran.

Se hizo un silencio de esos de película cundo cuentas cosas épicas, pero a la vez sin sentido.

Reímos.

—Creo que te entiendo—Sonrió y en cuestión de segundos la vista de Alex se debió hacia la ventana de atrás de mi, de igual manera su mirada se puso preocupada, quise voltear pero el me detuvo.

—¿Qué pasa?

—Necesito preguntarte algo y quiero que me respondas con mucha sinceridad.

La forma en la que me veía era rara, algo detrás de mi estaba pasando o había pasado.

—Dime, sabes que tu eres el amor de mi vida y por siempre tratare de ser honesta contigo.

—¿Te importa Cristopher ?

Esa pregunta me tomo por sorpresa, ¿Cross aun me importaba?, si tenia curiosidad de que era de su vida en este tiempo el Los Ángeles, pero solo era duda o ¿Acaso era otra cosa?.

—Para serte sincera, no lo se, días atrás tenia la curiosidad de saber que era de su vida, pero no siento nada por él, como dije creo que solo es duda, ya que Cristopher fue importante en mi vida ento...

—Te importa—Me interrumpió justo cuando iba a decir que si me importaba—lo acabas de decir con tu relato y bueno disculpa que haya cambiado de tema, pero creo que en este momento Cross necesita de nuestra ayuda.

Él no me conoce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora