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—Ahora alumnos—dijo la profesora de historia mientras escribía las preguntas en la pizarra—¿Quién me puede decir que es la historia?

Sabía la respuesta, pero era demasiado tímida para decirla delante de todos mis compañeros, prefería quedarme haciendo dibujos sin sentido en mi libreta y esperar a que la maestra eligiera a la persona que le contestaría.

—Vamos no sean tímidos—insistió la profesora que me odia desde que la conozco, todo gracias a que en quinto grado la corregía cuando estaba mal.

—haber, tú—señaló a mi dirección. Inmediatamente me puse roja y crucé los dedos abajo de mi mesa esperando que no sea dirigiera a mí, espero que sea a mi compañero de enfrente o la chica de atrás. — Méndez, ¿Me podría decir que es para usted la historia?

Como dije, sabía la respuesta, pero mi lengua se trancaba y mi cerebro también, en pocas palabras era un fracaso.

—Señorita Isabella, no sea tímida y dígame de una vez ¿Qué es para usted la historia? — ven, ambas nos odiamos, ojalá le caiga un rayo—¿acaso quiere que le hable al director para que me diga su respuesta? —en verdad espero que le caiga un rayo.

—bueno, la his..to...ria es..la ci..cien

—¿Y luego? —en ese momento fue interrumpida la maestra por el sonido de la puerta abrirse y la mirada de mis queridos compañero dejo de estar en mí para pasar hacia la madera marrón con picaporte, llamada puerta.

¡¡BENDITO SEA EL QUE ME ACABA DE INTERRUMPIR!!

—Disculpe maestra, pero me han transferido a esta clase—escuche decir a un chico, al cual no podía ver, ya que la maestra me estorbaba por estar justo delante de él.

—Me acabas de interrumpir la clase.

—No es mi culpa, eso dígaselo a los encargados de hacer los horarios—Todos comenzaron a reír por el comentario del chico.

Que maleducado, aunque me cae bien por interrumpir la clase.

—Está bien, pasa y que sea la última vez que me interrumpes y encima me faltes al respeto—al parecer este chico también se ganó el odio de la maestra, justo como me paso a mí— ¿Cómo dijiste que te llamabas?

—Soy Ayrton Bedean.

Levante la vista, campera de cuero, camiseta escote en V color negro, Jean ajustado, vans blancas y cabello revuelto.

¿Ayrton era mi compañero de historia?

ahora si había un motivo para amar a la maestra y su materia aburrida.

—Tome asiento en ese lugar vacío, joven bedean—la profesora dio un pequeño empujón a la espalda de Ayrton y señaló hacia un asiento vacío que estaba exactamente justo al lado de mí, ¡Dios, que bueno eres! —Por cierto, tu compañera es Isabella Méndez, ya sabes para entrar en ambiente—Él observo rápidamente y sonrió, guardare en mi mente por mil años este momento—Isabella nos contaba sobre ¿Qué era la historia?, continua.

Mierda, Ayrton no puede ver la perdedora que soy, tengo que ser extrovertida y caerle bien, no puedo quedar mal delante de él.

—Si bueno yo decía que la historia, em, si, em.

Por más que quería no podía articular las palabras, estaba el doble de nerviosa que antes, sentía la mirada sexy de Ayrton, obviamente no podía decirle que era la historia, cuando a lado de mí se encontraba el ¡Amigo que me haría! (Y sí, después lo conquistaría).

—Sabe señorita Méndez, creo que usted es retrasada o algo así, no comprendo porque sus trabajos tienen una maravillosa calificación, pero su nota oral es menos de cinco— Todos rieron y yo solo agaché mi cabeza.

—¡Profesora! —interrumpió el amor de mi vida, mientras levantaba su brazo.

—Sí, ¿Joven Bedean?

—Ella sólo es tímida, déjela—es perfecto, me estaba defendiendo y eso era ganarse el cielo—Yo puedo decirle que es la historia.

—Adelante caballero—Vieja asquerosa no le digas caballero a Mi amigo imaginario porque las ganas de tirarte un banco justo ahora aumentan.

—Bueno la historia es la ciencia que se encarga—Ayrton se quedó en silencio—¿De estudiar los hechos que pasaron? —La campana sonó interrumpiéndolo y rápidamente guardé mis cosas.

Tomé mi mochila, acomide mi banco y casi corrí a la puerta de salida, justo cuando mi pie piso la línea entre la puerta y el corredor, hablo la vieja fea.

—Méndez y Bedean, quiero hablar con ustedes antes de salir. —esta maestra aparte de odiarme quiere hacerme la vida imposible.

—¿díganos, profesora? —Dijo Ayrton con su libro aplastado en su brazo y su mochila colgando de un hombro, es perfecto.

—No sé qué están tramando ustedes dos— Ayrton y yo nos miramos confundidos—Pero por su conducta hoy voy a tener que ponerles un castigo.

—¿Que? —Dijimos al unísono, somos tal para cual.

—Eso es injusto—me quejé—¡No hicimos absolutamente nada!

—Concuerdo con ella y con todo respeto maestra creo que me odia solo por interrumpir su clase, eso es patético.

—Quieren acaso un doble castigo—Decidido le caerá un rayo a esta vieja asquerosa.

—Usted me odia desde quinto de primaria, todo gracias a que le corregía sus errores, yo solo le ayudaba a que fuera una buena maestra, pero da igual—Ella intento decir algo, pero la interrumpí—es injusto, ya que yo soy una buena alumna y tal vez no conteste sus preguntas, pero usted es una bru...—guarde silencio al saber lo que iba a decir, oía la risita de Ayrton a lado mío.

—Usted señorita Méndez está fuera de contexto, ni si quiera la odio—se levantó de su asiento—¡se va ahora mismo a la oficina del director! —llevo su vista a Ayrton quien reía, es perfecto este chico—y usted joven Bedean la acompaña por ser su cómplice.

—Pero...

—Nada de peros, ya tuve suficiente de los dos, espero y aprendan la lección— Bufé y salí del salón, para dirigirme a la oficina del director, nunca me había puesto un castigo, a excepción de cuando le corté la trencita a una compañera, no soy agresiva, pero ella dijo cosas malas de la ex banda, One Direction.

—Entonces tú eres Isabella Méndez, ¿verdad? —escuché una voz masculina a mi lado derecho—me da mucho gusto conocerte.

¿Acaso esto era un sueño?, donde alguien me despertaría y a la vez estaría tan enojada por hacerme abrir los ojos y no dejarme decirle a este ser tan perfecto, que el placer era mío, todo gracias a que le dio luz a mí insignificante vida.

Y sí fuera así, prefiero quedarme dormida a despertar de este maravillo sueño, en donde me topare con la realidad y seguiré viendo que la mayoría de la gente es hipócrita.

O quizá debería dejar de ver tantas películas.

Él no me conoce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora